091: Para impresionarte

A principios de 1996 el diario Ideal de Granada publicaba una triste noticia: «091 se disolverán tras la gira de invierno». La emblemática banda del rock granadino habí­a decidido dejar de existir tras un tour de despedida que recorrió el país.

A pesar del desbarajuste que este anuncio provocaba entre sus seguidores, la retirada en plenas facultades supuso un gesto de señorí­o, una decisión difícil y poco vista que les honra.

El punto y final tendría lugar ante una multitud entregada que llenó el Auditorio de la cercana localidad granadina de Maracena, en un directo mítico e inolvidable plasmado en la grabación de un disco doble: Último concierto (1996). Sería una despedida a lo grande repasando los temas más representativos de su carrera.

Desconozco si lejos de Andalucí­a puede considerarse así, pero 091 fueron un orgullo para la gente del sur. Por su música llena de nervio rebelde, por sus magní­ficas letras cargadas de poesía y por unos directos potentes y resolutivos, se ganaron un más que merecido respeto. Para muchos los Cero están entre las mejores bandas españolas de siempre.

A pesar de ello, a lo largo de su carrera sobrevivieron en un injusto segundo plano, repitiendo la misma crónica sufrida por tantos otros músicos españoles de talento: desentendimiento de la industria musical a la hora de las promociones, desinterés de parte de la crí­tica y en general poca inversión para llevar adelante un proyecto que no estaba interesado en entrar en la lista de los 40 principales.

Formados en Granada en 1982, fueron sus integrantes: José Antonio Garcí­a (voz y armónica, procedente de TNT), José Ignacio Garcí­a Lapido (guitarra y compositor) y Tacho González. En los 4 primeros elepés también estuvo Antonio Arias, quien más tarde formaría parte de Lagartija Nick, otra banda más que interesante.

Con ropa negra ceñida, botas puntiagudas y tupés de consideración hacían sus primeras apariciones 091, mostrando predilección por los sonidos sesenteros, el punk-rock y la New Wave a través de influencias como The Clash, Sex Pistols, Dr. Feelgood, Elvis Costello o The Jam.

Gracias al premio del Concurso de Rock Alcazaba, festival de Jerez de la Frontera que ganaron en 1984, graban ese mismo año con DRO un primer LP, Cementerio de Automóviles. Pero los problemas de promoción llevaron a la ruptura del contrato y a continuación firmaron con Zafiro, con los que grabarían sus cuatro trabajos siguientes: Más de cien lobos (1986) en cuya producción participó el gran Joe Strummer, Debajo de las piedras (1988), 12 canciones sin piedad (1989) y El baile de la desesperación (1991).

Se trata de un conjunto de trabajos consistente que presenta una continuidad en la que destaca el protagonismo de las guitarras y las letras sublimes de Lapido.

Víctor García Lapido, hermano de José Ignacio y Jacinto Ríos se incorporan al grupo para Tormentas imaginarias, que aparece en 1993 de la mano de la multinacional Polydor. Nuevamente recibe elogiosas críticas y, nuevamente, no alcanza el éxito deseado.

Después solo grabarían el que sería último álbum de estudio, Todo lo que vendrá después, esta vez con la discográfica independiente andaluza Big Bang.

El directo siempre fue el punto fuerte de 091, ahí es donde defendieron sus composiciones con solvencia. Y junto a ello las letras escritas por José Ignacio Lapido llenas de sutileza y metáforas, otra de las señas de identidad de la banda.

Pasaban los años y el grupo no dejó de mejorar su música ágil y poderosa, resuelta con energía y arropada por canciones apasionadas. Sin embargo al final, hartos de ir a contracorriente, solos, después de constatar que no habían alcanzado la repercusión necesaria, sintieron que debían abandonar.

Las armonías y letras de 091 vibran aún en nuestra memoria, así como los mensajes de un cancionero lleno de matices que trataba dudas existenciales y que nos hablaba de la juventud, de los sueños y del misterio de la vida:

  • La Torre de la Vela
  • Qué fue del Siglo XX
  • Cuando pierdo el equilibrio
  • 2000 locos
  • La canción del espantapájaros
  • La noche que la luna salió tarde
  • Un hombre con suerte
  • Esta noche …

La carrera de 091 fue siempre en línea ascendente, madurando y mejorando las composiciones con el paso del tiempo hasta cristalizar en temas emblemáticos hoy convertidos en clásicos.

Con la incorporación de Víctor García Lapido y Jacinto Ríos para Tormentas imaginarias, la banda granadina adquiere una solidez incontestable. Contiene catorce pistas excelentemente producidas que brillan por sí solas a través de melodías cuidadas y guitarras bien afiladas.

Una vez más los textos de Lapido encajan perfectamente con riffs adictivos: La calle del viento, Zapatos de piel de caimán, Otros como yo, Mi sombra y yo, Tormentas imaginarias… en verdad que nada puedo descartar de este grandísimo disco.

¿Quién coño puede superar versos como estos?:

Demos a los cuerdos de su propia medicina
Una parte de locura y tres de confusión
Mi ángel de la guarda está esnifando cocaína
Ahora sé que yo no tengo salvación

«Huellas«, tercer corte de Tormentas Imaginarias (1993)

Cuando se pone a la venta Tormentas Imaginarias, compré el CD de inmediato así que tuve la suerte de vivirlo en tiempo real disfrutándolo sin cesar mientras conducía mi coche devorando kilómetros.

Frases y versos que escuché en este disco me han acompañado desde entonces.

091 – Para impresionarte

091
Para impresionarte

LETRA

He pasado muchas horas deambulando para regalarte
el musgo que creció a la sombra de una estatua de Edgar Alan Poe
Hoy que he vuelto a ver tu cara reflejada en el estanque
he comprendido que no hay nada
no hay nada, que pueda hacer

Para impresionarte

He pasado media vida aprendiendo historias que contarte,
historias de amor y odio, de androides y de soledades
Hoy, al desplegar tus alas, ¿hacia dónde te alejaste?
he comprendido que no hay nada
no hay nada, que pueda hacer

Para impresionarte

Para impresionarte

Días enteros observando las estrellas para concienciarme,
he bajado hasta el infierno y vengo preparado para amarte
Hoy te vi cuando silbabas
una canción de Charlie Parker
y he comprendido que no hay nada
no hay nada, que pueda hacer

Para impresionarte

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