Ambrose Bierce: El Diccionario del diablo. Letras: I-Z

I

Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu cuya influencia en los asuntos humanos ha sido siempre dominante. La actividad del Idiota no se limita a ningún campo especial de pensamiento o acción, sino que «satura y regula el todo». Siempre tiene la última palabra; su decisión es inapelable. Establece las modas de la opinión y el gusto, dicta las limitaciones del lenguaje, fija las normas de la conducta.

Ignorante, s. Persona desprovista de ciertos conocimientos que usted posee, y sabedora de otras cosas que usted ignora.

Imaginación, s. Depósito de mercaderí­as que poseen en común los poetas y los mentirosos.

Impunidad, s. Riqueza.

Indefenso, adj. Incapaz de atacar.

Irreligión, s. La más importante entre las grandes creencias de este mundo.

J

Justicia, s. Artí­culo más o menos adulterado que el Estado vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios personales.

I

Legal, adj. Compatible con la voluntad del juez competente.

M

Mausoleo, s. La última y más divertida locura de los ricos.

Mendigo, s. El que ha confiado en la ayuda de los amigos.

Mente, s. Misteriosa forma de la materia segregada por el cerebro. Su principal actividad parece consistir en el esfuerzo por determinar su propia naturaleza, tentativa que parece fútil, puesto que la mente, para conocerse, no dispone de otra cosa que sí­ misma.

Metrópoli, s. Baluarte del provincialismo.

Moda, s. Déspota a quien los sabios ridiculizan y obedecen.

Muerto, adj. Dí­cese de lo que ha concluido el trabajo de respirar; de lo que ha acabado para todo el mundo; de lo que ha llevado hasta el fin una enloquecida carrera; y de lo que al alcanzar la meta de oro, ha descubierto que era un simple agujero.

O

Océano, s. Extensión acuática que ocupa dos tercios del mundo hecho para el hombre, que casualmente carece de branquias.

P

Policí­a, s. Fuerza armada destinada a asegurar la protección al expolio.

Presagio, s. Señal de que algo ocurrirá si no ocurre nada.

Puerto, s. Lugar donde los barcos que escapan a la ira de las tormentas quedan expuestos a la furia de los aduaneros.

R

Realmente, adv. Aparentemente, quizá; posiblemente.

Recordar, v.t. Traer nuevamente a la memoria, con algunos agregados, algo que previamente se ignoraba.

Reconsiderar, v. t. Buscar una excusa para una decisión ya tomada.

Reposar, v.i. Dejar de fastidiar.

Residente, s. y adj. El que no puede irse.

Responsabilidad, s. Carga desmontable que se traspasa fácilmente a las espaldas de Dios, el Destino, la Fortuna, la Suerte, o el vecino. Los aficionados a la astrologí­a suelen descargarla en una estrella.

Rezar, v. i. Pedir que las leyes del universo sean anuladas en beneficio de un solo peticionante, confesadamente indigno.

S

Sabidurí­a, s. Tipo de ignorancia que distingue al estudioso.

Sepulcro, s. Lugar en que se coloca a los muertos hasta que llegue el estudiante de medicina.
Sobre, s. Ataúd de un documento; vaina de una factura; cáscara de un giro; camisón de una carta de amor.

T

Trabajo, s. Uno de los procesos por los que A adquiere bienes para B.

U

Urbanidad, s. La forma más aceptable de la hipocresí­a

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