Buscando a Rodrí­guez, genio invisible de la música

A finales de la década de 1960 un cantautor estadounidense de origen mejicano que respondía al nombre de Rodrí­guez (Sixto Dí­az Rodrí­guez era su nombre completo) es descubierto en un club de Detroit por dos productores vinculados a la Motown.


Se trata de un solista folk de melena negra, gafas de sol y sombrero ancho, que toca de espaldas al público. Los productores quedan impresionados por su voz cálida, una limpia guitarra acústica y duras letras sociales sobre la vida en los barrios pobres industriales. Pensaron que tenían algo grande entre manos, tal vez otro Dylan. No fue así.

Un cantautor de origen mexicano

Sixto era el sexto hijo de unos inmigrantes mejicanos que habían llegado al Medio Oeste para trabajar en la industria de Detroit. Su madre murió cuando él tenía tres años. Conocía bien qué era la pobreza y en la mayoría de sus canciones manifestó las dificultades a las que se enfrentaba la gente de origen humilde como él.

En 1967, usando el nombre «Rod Riguez» dado por su sello discográfico, lanzó el sencillo, I’ll Slip Away. No volvió a grabar durante tres años, hasta que firmó con Sussex Records, ahora con su nombre profesional preferido, Rodríguez.

Sussex Records le grabó dos álbumes con la idea de convertirlo en un grande de su generación: Cold Fact (1970) y Coming From Reality (1971), dos trabajos hermosos y seductores que deslumbraban por su talento. Sin embargo se vendieron pocas copias en los Estados Unidos y aunque él se encontraba en el proceso de grabar un tercer álbum, Sussex lo dejó caer sin más.


Y a continuación el cantante desaparece, literalmente se esfuma entre rumores sobre un posible suicidio (llegó a decirse que se había pegado un tiro sobre un escenario y que se habí­a quemado a lo bonzo tras una actuación).

Como mucho más tarde pudo averiguarse, a raíz de estos hechos Rodríguez abandonó su carrera musical por completo en 1976, compró una casa abandonada de Detroit en una subasta del gobierno y se dedicó a trabajos en cadena y trabajos de demolición, siempre con bajos ingresos. Permaneció políticamente activo (se presentó sin éxito varias veces a cargos públicos) luchando por la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora de la ciudad.

Y Sixto encaja en Sudáfrica

A pesar de todo lo dicho y lejos de su conocimiento, uno de sus trabajos, Cold Fact, había desembarcado en la Sudáfrica del Apartheid extendiéndose a través sobre todo de grabaciones piratas. Muchas de sus canciones de temática anti-establishment impulsaron la cultura de protesta contra el racismo y la marginación. En unos años Sixto Rodrí­guez se convirtió en un icono de la lucha por recuperar las libertades.

A mediados de los años 70 cualquier hogar medio de Sudáfrica poseía, junto a un disco de los Beatles o de Simon & Garfunkel, el «Cold Fact» de Rodrí­guez. Fue tal su fama que se decía allí­ que estaba por encima de Elvis Presley. También caló su música con fuerza en países como Australia, Nueva Zelanda, Botswana y Rhodesia (hoy Zimbabue).

«En Sudáfrica pensábamos que («Cold fact«) era uno de los discos más importantes de la historia, así de fácil».

Stephen Segerman

Si un puñado de buenas canciones seguían flotando sobre el corazón de mucha gente, ¿por qué nadie supo decir qué habí­a sido de aquel hombre?

A mediados de los años 90 Stephen Segerman, propietario de una tienda de discos en ciudad del Cabo emprende la búsqueda de información de Sixto Rodrí­guez junto con el periodista Craig Bartholomew, sorprendidos de que no se tuvieran datos sobre el autor de dos discos muy significativos en Sudáfrica.

Tras una labor fascinante propia de detectives, en 1997 reciben contestación de Eva, hija del cantante, quien les confirma que su padre sigue vivo y lleva una vida por completo anónima en Detroit trabajando en el mundo de la construcción.


Años después el director sueco de origen argelino Malik Bendjelloul conoce esta curiosa historia:

«Tan extraordinaria que me cuestioné por qué nadie habí­a hecho una película. Pero me di cuenta de que para los sudafricanos era algo tan familiar que ya carecía de interés».

Searching for Sugar Man

Finalmente ve la luz Searching for Sugar Man una magní­fica pelí­cula documental que narra esta historia y aparece repleta de testimonios emocionantes. Obtuvo el Oscar al Mejor documental en 2012 además de numerosos premios.

El film tiene la habilidad de hacerte vivir con intensidad más de 40 años de historia. Serás testigo de una investigación minuciosa a través de las entrevistas con productores musicales, declaraciones de fans sudafricanos, de las propias hijas del misterioso Rodrí­guez e intercaladas sus canciones, hasta descubrir al personaje que surgió de las sórdidas calles de Detroit de donde en realidad no habí­a salido.

Searching for Sugar Man-Trailer subtitulado en español

Por fin se revela el artista maldito, un hombre de sesenta y tantos años delgado, tí­mido y discreto que vive modestamente.

Y lo que más sorprende es la naturalidad de Sixto, el cantante protagonista de esta narración, al conocer el interés que ha suscitado. Por supuesto se alegra y le halaga el reconocimiento tardío pero, más allá de este acto de justicia reparadora, asume una situación extraordinaria con tranquilidad porque sabe que no le hará cambiar. Ya no.

Searching for Sugar Man cuenta en el tramo final cómo convencieron a Sixto para un viaje a Sudáfrica en 1998, donde se produjo un emotivo reencuentro con sus fans a través de seis exitosos conciertos. Desde entonces el cantante ha regresado esporádicamente al paí­s africano pero continúa viviendo en Detroit, donde suele donar dinero recaudado en los conciertos a familiares y amigos.

El caso de Rodrí­guez es un misterio inexplicable de la música popular. Durante años la voz de un hombre anónimo habló a una nación en conflicto a través de la fuerza de la música y él, ajeno a lo ocurrido con su obra en un paí­s lejano, vivió de otra profesión. Pero su esencia musical permaneció intacta.


¿Es la de Sixto una historia de fracaso musical? Claro que no, la pelí­cula demuestra que hay otra lectura más profunda y hermosa, un retrato conmovedor acerca de la humildad, la dignidad y la esperanza por las segundas oportunidades. E invita a reflexionar sobre los caprichos de la fama frente a las verdaderas prioridades en la vida.

Nada tan increíble como la propia realidad. Rodrí­guez nunca será ya el artista que pudo haber sido pero al menos su música se recordará por más gente gracias a un documental como este.

Fuentes

A vueltas con el ‘misterio Rodriguez’
Sixto Rodríguez
Searching for Sugar Man

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