De «Las olas y los años», Carlos Clementson

Queda aún entre mis manos
un poco de ese fuego
-rescoldo silencioso-
que ilumina en la noche mis palabras
y a solas me confirma
la altiva servidumbre de mis sienes
a un oculto temblor
o a esa presencia
sagrada que adivino a mis espaldas
en momentos de luz y escalofrí­o.
Junto a mis labios queda
mi nostalgia de mar,
de agua desnuda y grande donde lavar los ojos
y los secretos fondos del corazón.

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