Dejémoslo estar

Cuando Baroja llegó a Madrid tení­a la ilusión de conocer a uno de los grandes de la literatura española, D. Benito Pérez Galdós y para ello se apostó en la calle del Ateneo esperando a que pasara.

Cuando lo vio venir e iba a abordarlo para darse a conocer, irrumpió una portera gritando detrás de Galdós:

-¡Viejo cochino! ¡Eso es lo que es usted, un viejo cochino!

Pio Baroja supuso que no era el momento más oportuno e hizo mutis por el foro.

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