Eddie Cochran: Summertime Blues

El amigo Torrezno, que comparte conmigo la afición por la buena música que puso banda sonora a nuestras vidas desde que rompimos el cascarón, me ha insistido varias veces para que escriba algo dedicado a Eddie Cochran y Summertime Blues. Aunque él conoce mucho mejor que yo la prehistoria del Rock todaví­a no se ha atrevido, así que vamos allá…

Recordemos algo de los inicios

El viejo Rock and roll nos resulta entrañable a pesar de que lo apartemos con algún menosprecio por considerarlo rudimentario, pasado de fecha. Desde la distancia de nuestro tiempo suena a ejercicio de música inocentón, con sonidos amateur plagados de estribillos machacones acerca de amorí­os adolescentes y protagonizado por unos tipos con tupé y movimientos eléctricos propios de otra época.

Así­ lo hemos entrevisto a través de imágenes en blanco y negro que forman parte de los archivos de la televisión, sin embargo se olvida que estamos hablando de pioneros en toda la amplitud del término, gente que alumbró modos de vida nuevos a partir de una contra-cultura inicialmente musical que se expandió por todo el mundo. Ellos implantaron una raí­z que buscarían, imitarían y harían evolucionar los músicos que vinieron después.

La fuerza incontenible de la invasión musical británica en los años 60 taponó las propias fuentes de las que habí­a bebido, de hecho no hubiera sido posible sin la anterior explosión en Norteamérica.

A mediados de los años 50 un puñado de audaces y locos cantantes ya habí­an sentado las bases del Rock en los Estados Unidos. Aún con excepciones, en nuestro paí­s no se disfrutó -por desconocimiento y debido al aislamiento propio de la época- aquel primer empuje de una modernidad fresca y divertida. Nos saltamos el primer capí­tulo pasando directamente a mirar ensimismados hacia las Islas Británicas a partir de 1960-1965.

Dejando de lado más detalles acerca de los prolegómenos del fenómeno R & R y de cómo lo anticiparon movimientos musicales anteriores (merece capítulo aparte hablar de la influencia de la cultura musical negra, confinada en sus vecindarios, suburbios y antros a causa de la marginalidad), nos situaremos en el primer lustro de los 50, cuando irrumpe una fórmula comercial consistente en combinar baladas, con la intención de cautivar a todo el público posible, con temas rápidos para el baile en las caras B de los discos.

El enorme impacto de la radio y de la naciente TV propagarí­an el estilo por todo el paí­s en muy poco tiempo, sumándose influencias locales de distinto signo.

Con toda esta herencia palpitanto, las jóvenes estrellas norteamericanas ensayaban un nuevo lenguaje para comunicarse. Bill Halley y sus cometas, el rey Elvis, Chuck Berry, Little Richard, Buddy Holly, Gene Vincent, Eddie Cochran… aparecieron en el momento propicio; esperaba una masa de adolescentes blancos opuesta al estilo imperante y ávidos de sensaciones fuertes. Las compañí­as discográficas lo vieron en seguida. Había negocio, vaya que si lo había.

Edward Ray Cochrane, más conocido com Eddie Cochran, nació en octubre de 1938 en Oklahoma, creció en Minnesota y vivió en California. Con sólo 18 años grabó a dúo con Hank Cochran, tiempo después letrista de Country (quien a pesar de compartir apellido no era pariente) bajo el nombre de The Cochran Brothers. Permanecieron juntos 2 años, tiempo en el cual Eddie también trabajó como músico de sesión y empezó a escribir canciones.

Debutarí­a como solista en 1956 con el sencillo Skinny Jim que pasó con más pena que gloria y en el mismo año aparece en la comedia musical The Girl Can’t Help It protagonizada por la explosiva Jayne Mansfield, donde cantaba una canción titulada Twenty-Flight Rock que, a pesar de ofrecer el sonido propio de los éxitos del momento tampoco triunfó claramente.

Un año después Cochran obtiene sus primeros éxitos con Sittin’ in the Balcony, Jeannie, Jeannie, Jeannie y Cut across Shorty. Son temas con la resonancia del Rockabilly, no en vano se le considera uno de los puntales del género.

Sin embargo a Cochran lo recordamos especialmente por un himno adolescente versioneado un millón de veces: Summertime Blues, que contribuyó a modelar el futuro del rock tanto lí­rica como musicalmente. Sin duda uno de los temas más influyentes de la historia.

La corta carrera de Cochran incluyó algunos éxitos más, como el célebre C’mon Everybody, Somethin’ Else, My Way, Nervous Breakdown y Three Steps to Heaven, póstumo número 1 en Gran Bretaña .

En 1959 la desaparición en accidente aéreo de Ritchie Valens, Big Bopper y Buddy Holly, de quien era amigo personal, le sumió en una depresión que le acompañaría hasta su propia muerte. Eddie grabó una versión muy sentida en honor de sus camaradas desaparecidos con el tema Three Stars. Aquella tragedia que segó la carrera de tres prometedores músicos y que se vino en llamar The Day the Music Died, El dí­a que murió la música, inspiró a Don McLean su obra maestra American Pie en 1971:

«They caught their last train for the coast the day the music die».

Los británicos, a menudo más pendientes del Blues que los propios estadounidenses, apreciaron su música muy pronto. De hecho Cochran es prácticamente más reconocido en Inglaterra y Europa que en su propio paí­s y su influencia se haría notar posteriormente en el desarrollo del rock inglés.

Allí precisamente se encontraba de gira cuando sufrió un accidente de tráfico contra una farola que acabó con su vida. Era el 17 de Abril de 1960 y su novia, la cantante y letrista Sharon Sheeley y su amigo y también cantante Gene Vincent, sobrevivieron al accidente.

En aquellos conciertos un espectador fiel le seguía por toda Inglaterra, un desconocido guitarrista de Liverpool llamado George Harrison.

Se habla menos de Eddie Cochran que de otros grandes nombres del género como Elvis, Bill Haley, Chuck Berry, Buddy Holly, Fats Domino o Little Richard, pero no olvidemos que Eddie murió cuando tan sólo tenía 21 años y a pesar de ello su influencia ha sido enorme. No solo como compositor y letrista, tabién como músico e innovador en el estudio, donde desarrolló técnicas de cajas de ritmos y doblaje de pistas. Grabó un buen número de instrumentales dejando constancia de su categorí­a como ejecutante y arreglista, grabando en muchos de ellos todos los instrumentos.

Aunque Elvis sea considerado el más grande por su voz y carisma, probablemente Eddie Cochran aportara más desde un punto de vista estrictamente musical.

Entre los grandes deudores de Eddie tenemos a The Who, Rory Gallagher, Rolling Stones o a Brian Setzer y sus Stray Cats. El propio Setzer encarnaria a Eddie Cochran en el film de 1987 La Bamba.

El Punk reconoció en Eddie un modelo de inconformismo y rebeldí­a juvenil y en la pelí­cula The Great Rock ‘n’ Roll Swindle (1979), Sid Vicious interpretó dos versiones de las legendarias C’mon Everybody y Something Else.

Aún se buscan canciones inéditas. Se ha sacado a la luz mucho más material desde principios de los 70 que durante toda su vida. Cochran también es conocido por su instrumento favorito, la guitarra eléctrica Gretsch 6120.

En 1987 Eddie Cochran fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll.

Eddie Cochran – Summertime Blues (Town Hall Party – 1959)

Eddie Cochran
Summertime Blues

LYRICS

Well I’m gonna raise a fuss
And I’m gonna raise a holler
About workin’ all summer
Just tryin’ to earn a dollar
Well, I went to my boss
Who governs me
He said, «No, dice, bud
You gotta work late»

Sometime I wonder
What I’m gonnna do
There ain’t no cure
For the summertime blues

Well, my mom and papa told me
Now you better earn some money
If one of you is gonna go
Ridin’ next Sunday
Well, I didn’t go to work
I told my boss I was sick
He said, «You can’t use the car
‘Cause you didn’t work a lick»

Sometime I wonder
What I’m gonnna do
There ain’t no cure
For the summertime blues

Gonna save two weeks
Gonna have a fine vacation
Gonna take my problem
To the United Nations
Well, I went to my congressman
He sent me back a note
It said, «I»d like to help you, hon
But you’re too young to vote»

Sometime I wonder
What I’m gonnna do
There ain’t no cure
For the summertime blues

Now there ain’t no cure
For the summertime blues
Now there ain’t no cure
For the summertime blues

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