El animal más letal de la Tierra

La costa tropical de Australia es un espectáculo de cientos de kilómetros con playas blancas y aguas de color turquesa, bahí­as seductoras, hermosas palmeras y arrecifes de coral, sol a raudales, surf… Algo cercano al paraí­so prometido. Sin embargo no es raro que dichas playas permanezcan desiertas, el bañista local sabe que acechan un buen número de peligros inminentes.

Por supuesto puedes meterte en el mar cuando te plazca y no ocurrirá nada pero también cabe la posibilidad de que sufras una muerte horrible en pocos minutos. ¿Por qué? Porque en las costas australianas rondan el pulpo de anillos azules, el pez piedra y la serpiente marina, todos ellos entre los 10 animales más venenosos del mundo, a lo que habrí­a que añadir el tiburón blanco y el cocodrilo marino. En una visita a Australia hay que evaluar eso de meterse directamente al mar.

¿Hemos dicho animales venenosos? Aún queda otro más. En aguas tropicales de Australia y otras áreas del Índico oriental y del Pací­fico flota la medusa cofre, también llamada medusa de caja o avispa de mar el animal más venenoso del planeta.

Como toda medusa, la medusa de cofre es una criatura transparente con tentáculos filamentosos, pero a diferencia de sus primas posee una capacidad de matar desmesurada.

Como dice Bill Bryson «viven exclusivamente de camarones, animalitos que no necesitan ser sometidos con tanta violencia». No era efectivamente necesaria tanta toxicidad, aunque en el particular mundo de la biologí­a australiana esto parece constituir una norma.

Chironex fleckeri, también conocida como avispa de mar o medusa de caja, es una especie de medusa de la familia Chirodropida.

La avispa de mar o medusa cofre presenta un tamaño reducido, unos diez o veinte centímetros aunque sus tentáculos pueden expandirse hasta 3 metros, con millones de aguijones microscópicos con los que inyectar un veneno letal. Al ser casi traslúcida no es fácil verla llegar excepto de noche, cuando brilla en la oscuridad.

Si los tentáculos de una medusa cofre te rozan unos centí­metros, se recomienda lavar la zona afectada con abundante vinagre aunque no te librarás de un dolor terrible y quemaduras severas. Si tres o cuatro metros de tentáculos rozan la piel, el bañista sufrirá convulsiones brutales, padecerá una parada cardiorrespiratoria y la muerte puede llegar a producirse en menos de tres minutos.

Señal australiana de advertencia: Los aguijones marinos están presentes en estas aguas durante los meses de verano

El veneno que inyecta se mete directamente al torrente sanguíneo y resulta tan doloroso que los que sufren su picadura pueden desfallecer en el agua y acabar ahogándose. Como afecta al sistema nervioso, al cardiovascular y a la piel, no existe tratamiento especí­fico que mitigue todo eso.

Curiosamente algunos animales son inmunes a la toxina, como las tortugas de mar, que se alimentan de ellas sin sufrir daño alguno.

En la temporada en la que las medusas cofre se acercan a la costa a criar, de octubre a mayo, nadie se mete en el agua de la playa. Dicen que no existe dolor comparable al latigazo de una medusa cofre, un animalillo casi ridí­culo que puede matar por simple contacto. De modo que si lográis distinguir a lo lejos una especie con tentáculos, huid en seguida.

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