El último de los grandes maestros de las artes marciales

Morihei Ueshiba (1883-1969) es considerado el más grande maestro de artes marciales. Aun siendo un anciano de 80 años, podí­a desarmar a cualquier enemigo e inmovilizar a cualquier oponente de forma sencilla. Hablamos del creador del Aikido.

La filosofía del Aikido

El Aikido («el camino de la energía y la armonía») fue desarrollado por Ueshiba entre 1930 y 1960 a partir de varios estilos de artes marciales clásicas de Japón con armas y lucha cuerpo a cuerpo.

Su conjunto de técnicas y tácticas bebe de distintas tradiciones marciales niponas basadas en la lucha sin armas, inmovilización del oponente y proyecciones tomadas de la esgrima, el manejo de la espada y la lanza y el Judo.

Aikido

Influenciado por el sintoísmo y en menor medida por el budismo zen, el aikido quiere que sus practicantes promuevan la paz. De hecho su objetivo principal es la neutralización del contrario en situaciones de conflicto sin destruirlo o humillarlo sino derrotándolo, preferiblemente sin causarle daño.

El maestro Morihei Ueshiba propugnaba que el verdadero espíritu de las artes marciales no debe centrarse en el combate o la competencia deportiva que potencian el orgullo y el ego sino en la búsqueda de la perfección física, mental y espiritual del ser humano a través del entrenamiento, la auto-reflexión y la práctica continua.

Los principios del Aikido reflejan la profunda espiritualidad del pensamiento de su creador.

Morihei Ueshiba

Biografía

Tsnne Mori, que cambiaría su nombre a Morihei (Paz Abundante), nació en 1883 en la prefectura de Wakayama, actualmente Tanabe (Japón). Fue un niño pequeño, débil y enfermizo al que su padre instó a realizar distintas actividades físicas que permitiesen superar sus limitaciones.

Cuando se interesó por las artes marciales lo tomó como una búsqueda personal hacia la perfección, llegando a conocer y a entrenarse con muchos maestros y en diferentes escuelas clásicas tradicionales.

Al terminar la Secundaria se mudó a Tokio, donde en 1901 abrió una papelería que distribuía material para los colegios. Sin embargo cayó enfermo de beriberi y el negocio no prosperó.

En 1904 se alista en el Ejército Imperial Japonés para luchar en la Guerra Ruso-Japonesa. Enviado a la reserva por su baja estatura, posteriormente demuestra dotes de liderazgo y gran fortaleza física y es enviado al frente de Manchuria logrando el grado de sargento y la medalla al valor. Volvió a Japón en 1905.

A pesar de interrupciones por el servicio militar y la guerra, Morihei siguió perfeccionando su aprendizaje en esgrima, sable, lucha con bayoneta y Judo.

Con su esposa e hija, en 1912 reclutó a un centenar de personas, campesinos y militares y acudió a la colonización de la isla de Hokkaido donde fundaría un pueblo al que llamó Shirataki. Durante unos años ejerció la jefatura de la colonia y cultivó la tierra.

El Maestro Morihei

La muerte de su padre en 1920 y de su madre dos años después lo sumieron en una depresión profunda de la que solo encuentra alivio entregándose aún más a la disciplina y la meditación.

Es entonces cuando viaja a Mongolia en busca de un lugar donde quería establecer un centro religioso que fuera la base para un nuevo orden social y político. Sin embargo las difíciles e inestables condiciones del país pusieron su vida en peligro. Fue retenido como rehén y liberado gracias a las gestiones del gobierno japonés.

En 1925 tuvo O-Sensei Ueshiba una de sus «visiones»: habiendo salido al jardín es desafiado por un oficial armado con sable, al que hizo frente con las manos desnudas. Cada vez que el oponente atacaba, Ueshiba se movía ligerísimamente, lo justo para evitar la estocada, hasta que el otro, exhausto, desistió.

Inmediatamente después del suceso se encontró identificado con el universo. Había experimentado lo que en japonés se denomina el Sumikiri (claridad de mente y cuerpo).

Su técnica defensiva (y no de ataque) basada en el combate con las manos vacías llegó a oídos de las autoridades militares y políticas de Tokio, ante las que hizo una serie de demostraciones en el otoño de 1925, con tal éxito que le pidieron impartir formación a oficiales del ejército y figuras prominentes de la Casa Imperial.

Simbolo del Aikido

En 1927 funda su primer Dojo llamado Kobukan, al que años después el Gobierno japonés concedería el estatus de Fundación.

En 1935 decide retirarse de la vida pública comprando unas tierras al norte de Tokio donde establece una granja. Allí comenzó la construcción de un santuario dedicado a su forma de vida (Aiki) que aspiraba a unir Aikido y el trabajo de la tierra. El complejo no fue terminado hasta 1945.

Uno de los períodos más dramáticos de la historia de Japón lo constituyó la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. Probablemente afectado por ello, en la visión de Ueshiba las técnicas a las que había entregado tantos años habían de ser vehículos de conocimiento y de vida, nunca recursos para la destrucción.

En tal sentido afirmaba que el verdadero camino del guerrero es la paz, un camino que debía concretarse en disciplina creativa de cuerpo y mente.

El Aikido se había consolidado como un arte marcial diferente y la fama de Ueshiba se extendió por todo el paí­s. Una vez reconocido oficialmente, en 1948 el dojo principal de Tokio pasó a ser la Sede Central Mundial del Aikido.

En el año 1960 la Nippon Television emitió «El Maestro del Aikido», programa que filmaba las técnicas del fundador y que causó gran impresión en la audiencia.

Aunque parecía gozar de buena salud, el maestro Ueshiba sufrió un rápido deterioro a causa de un cáncer de hígado y falleció en 1969. El Emperador Hirohito le concedió una condecoración póstuma.

Su propia vida permite comprender muchas de las cuestiones relacionadas con la práctica del Aikido.

Morihei fue sobre todo un hombre de paz que detestaba toda clase de violencia y que aspiró a la armoní­a por encima de todo.

Citas

«El fracaso es la clave del éxito. Cada error nos enseña algo».

«El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie. Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente».

«Para practicar plenamente el arte del aikido, debes calmar el espíritu y regresar al origen. Limpiar el cuerpo y el espíritu removiendo malicia, egoísmo y deseo. Sé siempre agradecido por los dones recibidos del Universo, tu familia, la Madre Naturaleza y tus semejantes los seres humanos.»

«Todas las cosas, materiales y espirituales, surgen de una misma fuente y están relacionadas como si formaran una familia. El pasado, el presente y el futuro están contenidos en la fuerza de la vida. El universo emergió y se desarrollo desde una fuente única, y nosotros evolucionamos a través del proceso óptimo de unificación y armonización».

«Observa cómo fluye el agua en el arroyo de un valle, suave y libremente entre las rocas. Aprende también de los libros sagrados y de la gente sabia. Cada cosa – incluyendo ríos y montañas, plantas y árboles – debería ser tu maestro».

Referencias

En Wikipedia
Vida de Morihei Ueshiba

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