Iniciando Leopard

Después de un mes largo de funcionamiento diario con Mac OS X 10.5 en el trabajo (en casa continúa el Tigre), soltaré algunas impresiones. Recopilando, como siempre …

Algo muy tí­pico que me ha pasado más de una vez: los atractivos de Mac OS X dejan en suspenso a más de un espectador, especialmente si delante de una concurrencia no maquera muestras las habilidades de un, digamos, iMac 24″ de última generación con Leopard.

Pones en acción la cámara integrada, DashBoard, Spaces y QuickLook, transfieres un fichero desde tu móvil mediante BlueTooth… Todo en menos que canta un gallo, todo va fino y es puro espectáculo. Seguro que cosechas algún que otro «Guau».

Luego lanzas el atractivo FrontRow con el mando a distancia mientras encaramas los pies a la mesa con actitud chulesca y esperas a ver las caras de los demás.

Todo eso está bien, claro que sí­, pero aparte de efectos teatrales las novedades estéticas que aporta Mac OS X 10.5 Leopard no son de especial relevancia. Ya se disfrutaban la mayorí­a con Tiger donde te sentías a gusto (las últimas actualizaciones del 10.4 consolidaban un sistema bien estable).

No voy a desglosar las caracterí­sticas que ven la luz con Leopard: serí­a aburrido un largo listado, oficial o no. Como resumen, recordar que Mac OS X Leopard es un sistema más depurado y está presidido por una interfaz que presta mayor coherencia de la que habí­a tenido hasta ahora.

El Finder experimenta una estructuración profunda, Spotlight ha madurado, QuickLook y Time Machine son dos ejemplos representativos de la fuerza innovadora de Apple.

El resultado es una experiencia de manejo que continúa siendo la más avanzada y amigable que se me ocurre. El sistema responde con destreza superior respecto a versiones anteriores aunque para trabajar en Leopard con garantí­as mejor un equipo de última generación y con suficiente memoria instalada. Como siempre ha sido. Por ejemplo, un G4 por muy «bala de plata» que sea se arrastra con un 10.5 en sus entrañas.

Mac OS X 10.5 en tres apuntes

  • Un nuevo escritorio, que incluye transparencia de la barra de menús, Dock remodelado y Stacks o pilas. Las pilas permiten acceso rápido desde el Dock a los grupos de archivos constituidos por descargas y documentos. La idea es mantener el espacio del escritorio más desahogado pero todaví­a se discute si hemos avanzado o no con esto (hay opiniones para todos los gustos).
  • Finder. Con nueva barra lateral estilo iTunes, CoverFlow para una localización visual de archivos y un nostálgico y útil rescate: reaparece la opción de compartir carpetas (se recupera algo que existí­a con los sistemas Classic).

  • Nueva hornada de Aplicaciones: Time Machine, QuickLook y Spaces principalmente. Time Machine ofrece la posibilidad de copias de seguridad cada hora y poder restaurar un sistema completo. Dicen que Time Machine se come los discos duros de destino que da gusto por su forma de trabajar haciendo copias cada hora. Pero es una aplicación muy útil, potente y tremendamente sencilla que traerá vientos de cambio a los sistemas de backup domésticos. QuickLook es una gozada, y Vista previa lo muestra casi todo instantáneamente pulsando la barra espaciadora (fotos, ví­deos, música, documentos).

También quiero dejar constancia de algunas ventajas e inconvenientes del nuevo sistema de Apple, según mi apreciación completamente subjetiva:

Sorpresas

· Recuperado el mensaje «¿Seguro que desea eliminar los ítems de la Papelera definitivamente?«, como siempre fue en Mac Classic. ¡Bien!. Muchos tiraron a la basura trabajos esenciales por no tener esta mí­nima barrera.

· Front Row para todos los ordenadores Mac, tengan o no mando a distancia.

· QuickLook y Time Machine, razones atrayentes para plantearse el cambio.

· Con volúmenes montados y un cambio voluntario o involuntario de red o cuando se pira un volumen remoto, un mensaje de aviso lo confirma. Esto me parece cojonudo, ya que con la misma situación en Panther o Tiger la «rueda de la pizza de la muerte» se quedaba permanente ante tus ojos porque el ordenador buscaba sin cesar sin ningún éxito el volumen desaparecido, lo que provocaba cuelgues del Finder. Permutar entre redes es ahora muy rápido.

· En Obtener información hay cambios: «Permisos y Propietarios» se presenta como «Compartir y permisos». Con el lavado de cara el manejo parece más fácil y completo. Cuando lo he tenido que utilizar me ha funcionado sin problemas, aunque gente hay que se queja de temas relacionados con los permisos en Leopard.

Molestias

· En ciertos aspectos he perdido alguna soltura. Poco que objetar sin embargo.

· Suelo trabajar con dos ventanas superpuestas y organización en columnas, es así­ como tengo mayor agilidad moviendo dedos y localizando las cosas. Cuando quiero expulsar un volumen me lo expulsa, sí­, pero al mismo tiempo desaparece la ventana y he de volver a abrirla. Existe de todas formas algún truquillo para evitarlo, como hacer clic en un item del contenido antes del clic sobre el icono de expulsión.

· La barra de menús semi-transparente no me gusta, canta demasiado. Se puede solucionar con terceras partes: OpaqueMenuBar es una utilidad que la vuelve de nuevo opaca.

· La nueva organización de la barra lateral dispone de secciones nuevas. Puede estar bien, pero a mi me cuesta entenderla. En la parte «Compartido» se muestran volúmenes que localiza tu máquina y que son presentados automáticamente. Por otro lado cuando accedes a un ordenador remoto no lo ves a primera vista. Ambas cosas pueden inducir a confusión.

· Spaces es muy chulo pero puede sobrar. Unos lo utilizarán y otros lo obviarán y algo parecido puede decirse de CoverFlow. Pijadillas marca de la casa.

· Safari se comporta de manera algo inestable, al menos en mi caso. Firefox va mejor.

· Hay o puede haber problemas de interconexión entre plataformas. Ahora existe bastante lí­o con la coexistencia de protocolos veteranos, nuevos o readaptados que se incluyen en Windows Vista y Mac OS X Leopard… parece que en determinados casos los ordenadores de los distintos sistemas operativos presentarán dificultades a la hora de «conversar».

En mi caso particular desde la instalación de Mac OS X 10.5 tengo problemas a la hora de navegar con cierres de Safari. Todo parece indicar que se trate de un fallo en la autenticación de mi Mac ante los servidores Windows encargados de los ajustes Proxy (saltando el proxy no hay fallos).

Aparte de eso, el sistema no se ha colgado una sola vez. Como siempre habrá aplicaciones, plugins o utilidades que pueden dejar de funcionar al pasar a 10.5.

Y punto

Se puede seguir el rastro en distintos foros maqueros de protestas variadas sobre los sistemas sistemas de Apple. Esto es y seguirá siendo así­ siempre: avances interesantes y a la vez problemas nuevos. Lo que importa es que éstos últimos sean mí­nimos o se solventen rápido, en tanto van puliendo el tinglado que acaba de ponerse en marcha.

La complejidad propia de un sistema operativo sumada a la complejidad de lo instalado por cada individuo en su máquina puede resultar un desbarajuste. Basta un bug concreto que afecte de manera directa a tu trabajo y aunque todo lo demás funcione como la seda, te vas a acordar de la maldita actualización. Así­ es la vida, mon ami.

El tiempo prosigue incontenible, el hombre es culo de mal asiento y los sistemas operativos se renuevan continuamente. Para bien y para mal.

Tenemos nuevo felino y con ello nuevo capí­tulo en la interminable carrera evolutiva de los S. O. Si sigues con Mac OS X 10.4 no tengas demasiada prisa por actualizarte, de todas formas la propia industria y otra serie de circunstancias te forzarán en un momento dado.

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