No es el fin del mundo, pero sí­ el de nuestras familias

España en bancarrota, un destrozo casi inimaginable que han realizado solo 20 personas en «colaboración» con 14 barones autonómicos. Todo ello gracias al grave incumplimiento de las obligaciones del gobernador del Banco de España y su lacayo Arí­ztegui, que saldrán forrados del BdE en lugar de esposados a cambio de su silencio respecto a los detalles de las relaciones inconfesables cajas/casta polí­tica/promotores corruptos.

Son infinidad las consecuencias de este desastre anunciado, pero empiezo por las más obvias.

La primera es que deslegitima totalmente el sistema polí­tico corrupto hasta la médula y la perversión de las instituciones que impusieron los padres de la Transición. ¡Ojalá, como en Grecia, esto suponga el hundimiento de los dos grandes partidos polí­ticos que nos han llevado a la ruina, y un cambio en la Ley electoral que ponga en su sitio a los partidos nacionalistas-chantajistas!

La segunda,  que un rescate de esta dimensión significa pura y simplemente que serán intervenidos la casi totalidad de entidades financieras del paí­s. Solo el Santander, el BBVA y algún otro, quedarán al margen.

Y la tercera, la más grave de todas, que aunque esto no es el fin del mundo, sí­ los es para más del 70% de las familias españolas, de sus hijos y de los hijos de sus hijos.

Un paí­s no puede vivir continuamente al borde del precipicio gobernado por mentirosos y corruptos. El responsable final de la devolución de este dinero será el Estado español, lo que plantea un problema de deuda que los mercados no van a dejar de valorar. Además, el problema de España es multidimensional, porque también hay que reducir el déficit, nacional y regional a niveles «aceptables»… y todo a la vez. Por ello no tiene sentido alguno pedir ayuda para arreglar el problema de la banca, sin pedir simultáneamente un rescate de España y de las CCAA. Para JP Morgan, la ayuda que necesita España asciende a 350.000 millones de euros, bancos incluidos. En todo caso, la idea del Gobierno es justo la contraria: pedir una «ayuda» exclusivamente dirigida al sistema financiero, y con ello librarse de una intervención de España.

Pero eso es una quimera, primero porque el rescate bancario producirá una contracción aún mayor del crecimiento (el FMI habla de un escenario catastrófico, caí­da del 4,1 % del PIB, y un millón de parados más). Segundo, porque la banca es quien sostiene España como la única compradora deuda, y ahora España se endeuda más aún para rescatar a la banca. En resumidas cuentas: o se rescata a los dos, o esto no se sostiene. Y tercero, para rizar el rizo del disparate nacional,  Montoro, apoyado por Cospedal, piensa sacar hispabonos, es decir, dinero garantizado por el Tesoro para mantener a los despilfarradores y a los corruptos. De Guindos dice que no, que solo a las CCAA que cumplan… y no lo hace ninguna. Y mientras tanto, Rajoy se fuma un puro, cada vez es mas difí­cil y costoso colocara la deuda, el mismo escenario que obligó a Portugal, Grecia e Irlanda a solicitar el rescate.

Por primera vez en dos siglos, los españoles vivirán peor que sus padres

De momento y para poder compensar el desplome de los ingresos fiscales sin renunciar al despilfarro, Rajoy tomará en las próximas semanas las siguientes medidas, echándole la culpa a Europa, que la tiene sin duda por la irresponsabilidad del BCE de mantener una barra libre sin control alguno, y porque seguramente formarán parte del paquete de exigencias del préstamo:

1. Subida del IVA, de los impuestos especiales y eliminación de deducciones fiscales como la vivienda (exprimir el limón como dicen los fiscalistas). Por supuesto, los ricos de verdad, ví­a SICAV, seguirán exentos de la mayorí­a de impuestos.

2. Congelación primero y recorte después del sistema de pensiones, que en todo caso ya no se sostiene. Según los estudios actuariales realizados independientemente en la Universidad del Paí­s Vasco y en la Universidad de Valencia, las pensiones deben reducirse de media en un 40 %

3. Recorte, por diversos caminos, de las prestaciones por  desempleo.

4. Recorte de la remuneración a los funcionarios, ví­a nuevas rebajas salariales, ampliación de la congelación y lí­mites a la promoción interna.

5.- Recorte de prestaciones en Sanidad y Educación, y nuevos incrementos del copago con su extensión a áreas como la farmacia, las urgencias y las estancias hospitalarias. Los eventuales se irán todos a la calle.

6. Subidas brutales del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y todo tipo de tasas municipales y multas.

La mayorí­a de los españoles no ha querido ni quiere ver, no ha querido ni quiere oí­r, no ha querido ni quiere actuar.  Y esto llámenlo como quieran, pero es el fin del mundo que habí­an conocido hasta ahora para más del 70% de las familias españolas.

Desde mediados del s. XIX en España, si exceptuamos el paréntesis de la Guerra Civil, los hijos siempre han vivido mejor que sus padres, cada generación viví­a mejor que la anterior y sus expectativas eran mejores. Esto fue exponencial en los años 50 y 60.

Pues bien, esto se ha terminado y no sabemos por cuánto tiempo. Mi maestro el Profesor Velarde habla de un siglo. No sé si tanto, pero dos o tres generaciones seguro vivirán peor, con menos sueldos, con menos empleos, con menos ventajas sociales y con expectativas menores que sus padres.

Y no solo eso. Esta casta polí­tica miserable ha llevado a España a niveles de posguerra -solo en Madrid, Cáritas tuvo que atender en 2011 a 118.000 personas-, ha llevado a 11,5 millones de persones a una situación de exclusión social, ha llevado a 2,2 millones de niños a la pobreza, una canallada casi inimaginable, tanto que según UNICEF solo nos superan Rumaní­a, Letonia y Bulgaria. Más de la mitad de la población ocupada es mileurista o incluso menos, y un 50% de jóvenes ni tiene trabajo ni esperanza de encontrarlo en un horizonte temporal razonable. ¿Y creen que les importa? Nada en absoluto. Ahí­ tienen a la alcaldesa de Madrid, un ejemplo entre mil, con 1.500 asesores con un sueldo de 46.000 euros, y 200 coches oficiales, que va a subirnos de nuevo el IBI y las tasas «fuerte y dolorosamente», porque necesita 200 más..

¿Cómo Alemania y el BDE no intervienen a estos irresponsables?

Si se hubieran acometido la reforma del sistema en 2008, hoy España estarí­a en ví­as de franca recuperación. Y, sin embargo, de las 20 personas que de la mano de los barones autonómicos han arruinado a esta nación, ninguna ha sido procesada y todas han recibido compensaciones multimillonarias.

Y Mariano Rajoy, ante el aluvión de demandas presentadas en Bankia y con un Rato que ya se ha pedido tres consejos de lujo, ordena a la Fiscalí­a Anticorrupción que investigue el caso, lo que significa  que todos los procedimientos abiertos en el tema, desde el 15-M a UPyD, pasando por los innumerables grupos de expoliados, quedan paralizados 4 ó 5 años en lo que se refiere a exigencia de responsabilidades.

Es la misma trampa que en CCM, cuando la fiscalí­a, siguiendo órdenes del PSOE y del PP, investigó el tema y aún no ha dictado una resolución. Mientras tanto, el Sr. Moltó y sus compinches están de rositas. Impunidad para los malvados. Es la ley que la mafia polí­tica y económico-financiera impone a la judicatura.

Si España hubiera sido intervenida hace una año, Rato y sus secuaces no hubieran perpetrado el expolio Bankia, ni el de la CAM, ni ningún otro. El despilfarro autonómico no hubiera podido continuar, y cientos de miles, tal vez un millón de empleados públicos nombrados a dedos, habrí­an sido despedidos. Ya se sabe, como nos enseña la Estructura Económica de España, que por cada puesto eliminado en el sector público se crean 2,8 puestos en el sector privado, lo que significa que en lugar de destruirse 700.000 empleos se habrí­an creado o estarí­an creando 1,8 millones de puestos de trabajo (2,8-1). Y el tiempo juega en nuestra contra.

La pasada semana el Asian Times, el periódico económico con mas difusión en esa región, publicaba una carta abierta a la Canciller Merkel que titulaba «Deje caer a España». Porque, explicaba, han mentido y continúan mintiendo masivamente, sobre la situación de las cuentas públicas, sobre el desastre ignoto de CCAA y ayuntamientos cuyas cifras son todas falsas, mientras la asignación de los recursos  es absolutamente disparatada.

Dicen que el dinero que se nos presta supone una carga de deuda y de intereses que España ya no puede asumir, condenará a la miseria y a la desesperación varias generaciones de españoles, una canallada que ni el Gobierno, ni Europa, tiene derecho a imponer a los españoles, pero que nos han impuesto. Muy pronto lo percibirán en sus propias casas, así­ que o salen a la calle a defenderse y a defender a sus hijos o dense por muertos.

Autor: Roberto Centeno http://www.cotizalia.com/opinion/disparate-economico/2012/06/11/no-es-el-fin-del-mundo-pero-si-el-de-nuestras-familias-7126/

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