Proverbios turcos

Hay dos cosas que no se pueden mirar fijamente: el sol y la muerte.

Un enamorado es aquel que, corriendo sobre la nieve, no deja huellas de sus pasos.

El águila es cazada por la flecha hecha de su pluma.

El fin del zorro es la tienda del peletero.

Para lo que más utiliza su boca el pobre es para hablar de los bienes del rico.

Donde hay un alma, hay una esperanza.

Conviene ser siempre sordo de un oí­do.

Donde has aprendido, no seas maestro.

No cortes la cola de tu asno en público: unos te dirán que la has dejado muy corta y otros que muy larga.

Si hablas todo lo que te plazca, se dirá de ti lo que no querrí­as que se dijera.

La noche está embarazada del mañana pero ¿quién sabe lo que dará a luz?

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