Etiqueta: Lí­rica extraviada

De «Moesta et errabunda», Charles Baudelaire

Dime, ¿a veces, tu corazón no vuela, Ágata, Lejos del negro océano de la inmunda ciudad, Hacia otro océano donde el resplandor estalla, Azul, claro, profundo, como la virginidad? Dime, ¿a veces, tu corazón no vuela, Ágata?

De «Ecos», Ricardo Molina

Eco es la verdad de cuanto existe ¡Qué astral hoguera en instantáneo amor! ¡Qué verde sombra en la canción o el beso! El cielo azul ¿de qué otro mar inmenso anterior es reflejo?

Ricardo Molina: Psalmo XXVIII

Los desencantos ¿Por qué nos diste el don de admirar la bellezay corazón ardiente para amarla? ¿Por qué en la negra noche del deseo sembrasteconstelación de ávidos sentidos? ¿Por qué nos diste ojos para ver este mundo,y oído para escuchar su voz dulcísima? ¿Por qué nos diste brazos para asir la hermosura,ese humo engañoso que

Emilio Prados: «Canción sin cuerpo»

Una vez soñé en dormir;otra soñé con la muerte,otra soñé con vivir. Ahora pienso que soñares dormir vivo en la muertepara poderla olvidar. Yo no puedo descansar:no tengo quien me despierte.

De «Niebla», Miguel de Unamuno

01 «Me habí­an llevado allí­ sus ojos, sus ojos, que son refulgentes estrellas mellizas en la nebulosa de mi mundo. Perdóneme la lí­rica. Yo vivo en perpetua lí­rica infinitesimal» 02 «No hacemos más que mentir y darnos importancia. La palabra se hizo para exagerar nuestras sensaciones e impresiones todas … acaso para creerlas.» 03 «Dios,

Friedrich Hölderlin. De «Quejas de Menón por Diotima»

A diario salgo fuera buscando siempre otro camino,hace mucho he probado todos los senderos de la tierra;visito allá arriba las frías alturas, las umbríasy las fuentes; acá y allá yerra mi espíritu (…) ¿No estoy solo, pues? Pero un algo amistoso debedesde lejos llegar junto a mí, y debo reír, y asombrarmede cuánta ventura encuentro

Rosalí­a de Castro. «Muda la luna y como siempre pálida»

Muda la luna y como siempre pálida,mientras recorre la azulada esferaseguida de su séquitode nubes y de estrellas,rencorosa despierta en mi memoriayo no sé qué fantasmas y quimeras. Y con sus dulces misteriosos rayosderrama en mis entrañas tanta hiel,que pienso con placer que ella, la eterna,ha de pasar también.

Miguel de Unamuno: «Morir soñando» (su último poema)

Morir soñando, sí­, más si se sueñamorir, la muerte es sueño; una ventanahacia el vací­o; no soñar; nirvana;del tiempo al fin la eternidad se adueña. Vivir el dí­a de hoy bajo la enseñadel ayer deshaciéndose en mañana;vivir encadenado a la desgana¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña? ¿Soñar la muerte no es matar el sueño?¿Vivir

Miguel de Unamuno. De «Mi Salamanca»

(…) Duerme el sosiego, la esperanza duerme de otras cosechas y otras dulces tardes, las horas al correr sobre la tierra dejan su rastro. Al pie de tus sillares, Salamanca, de las cosechas del pensar tranquilo que año tras año maduró en tus aulas, duerme el recuerdo. (…) Duerme el recuerdo, la esperanza duermey es
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