Tristan da Cunha, la isla más remota de la tierra

Tristan da Cunha

Según consta en el libro Guinness de los Records, Tristan da Cunha es la isla permanentemente habitada más remota del planeta.

Esta isla está situada en el archipiélago que lleva su mismo nombre, en mitad del Océano Atlántico Sur a 2334 km de su vecino más cercano, la isla de Santa Elena al Norte y a 2778 km de Ciudad del Cabo al Este.

El Archipiélago Tristan da Cunha, está formado por cinco islas: la más pequeña es Nightingale que junto con los islotes Middle y Stoltenhoff tiene una superfi­cie aproximada de 2 km cuadrados, le sigue la isla Inaccesible de unos 10 km cuadrados, y la mayor de las cinco y única habitada, que es la que da nombre al archipiélago, la isla Tristán da Cunha con 99 km cuadrados. A unos 93 Km. de distancia está también la isla Gough (93 km), que junto con las cinco islas depende de la colonia británica de Santa Elena.

Fue descubierta en 1506 por el navegante portugués Tristão da Cunha y aunque no pudo desembarcar en ella por el mal tiempo, le puso su nombre. Durante los siglos XVIII y XIX era un lugar de paso muy conocido para los cazadores de focas y ballenas.

En la actualidad viven allí­ unas 275 personas según el censo de 2004 pero lo curioso es que solo hay ocho apellidos distintos (Glass, Swain, Rogers, Green, Hagan, Repetto, Lavarello, y el más reciente Patterson desde 1987), así­ que casi todos son familia. La familia más antigua es la de los Glass, descendientes del primer habitante permanente de la isla, el caporal William Glass que tras permanecer durante un año con una pequeña guarnición en 1816 regresó en busca de su mujer para establecerse definitivamente con ella y sus dos hijos.

Toda la población se concentra en su capital Edimburgo de los Siete Mares (en inglés: Edinburgh of the Seven Seas), llamada así­ en honor del Duque de Edimburgo que visitó la isla en 1867. Es una ciudad situada en la cara norte de la isla, en la única zona plana habitable y cultivable en la desembocadura de uno de los rí­os más caudalosos. No hay aeropuerto y sólo la visitan unos diez barcos al año para repartir el correo y abastecer de todo lo necesario a sus escasos 300 habitantes.

La vida en un lugar como este, aislado del mundo, tiene que ser por fuerza diferente y en gran medida autosuficiente. La población vive básicamente de la pesca (la langosta de Tristan está muy valorada), el cultivo de patatas y la crí­a de cerdos, ovejas y cabras. No hay nada más con que ganarse la vida. El sueldo medio es de 225 euros al mes y el único supermercado pertenece al Ayuntamiento.

En Tristan no hay divorcios, porque en palabras de sus habitantes «¿Adónde voy si me separo de mi pareja?». Hay una prisión en la isla pero nunca la han usado y actualmente es almacén de munición. También hay un policí­a que nunca ha tenido que actuar. La gente depende de sus vecinos y, como en casi todas las islas, se consume mucho alcohol, del orden de 1 litro de whisky a la semana por persona.

No hay ninguna ruta comercial marí­tima ni aérea que pase cerca; es por eso que sus habitantes dicen que por Tristan da Cunha no se pasa, se va. Y allí­ va muy poca gente.

Fuente: http://www.kiyoaki.com/archivos/2004/10/05/tristan-da-cunha/

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