Mes: abril 2010

El efecto San Mateo

El efecto San Mateo recibe su nombre de un versí­culo del Evangelio según San Mateo, donde se nos dice: «Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.»

Katyn y el destino trágico de Polonia

El 23 de agosto de 1939, los Ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y la URSS, Joachim von Ribbentrop y Wacheslav Molotov firmaron un pacto por el que ambos paí­ses se  comprometí­an a resolver pací­ficamente sus diferencias y a estrechar sus relaciones económicas y comerciales, así­ como prestarse ayuda mutua.

La última búsqueda de «El Dorado»

Percy Fawcett se adentró en el Amazonas el 20 de abril de 1925. Lo acompañaba su hijo mayor, Jack, y el propósito de la expedición era descubrir la civilización que habí­a dado origen a la leyenda de El Dorado. Tení­a 57 años, medí­a un metro ochenta de estatura y todos los periódicos aireaban las hazañas

Impresoras baratas

«Las impresoras son baratas, sí­, pero la tinta debe ser sangre de unicornio.» 100.000+ personas opinan igual en Facebook (ví­a elBlog.info)

El inevitable mañana

«Estas vacaciones he comido y bebido como si no hubiera un mañana. Lo malo es que habí­a un mañana… Manmen, ví­a @tfraguas

Somos unos rumiantes

El mundo sigue su adormecido curso. Ahora toca trasladar que Grecia se atasca en su rescate, con la garantí­a de que al final la Europa providencia no permitirá el default. Lo importante es mostrar eso, que la cosa se pone fea, pero alguien lo solucionará. Es un cachivache muy efectivo para amansar a las fieras…

La verdad ha caí­do y se ha llevado las libertades con ella

Hubo un tiempo en que una pluma de escribir cortaba más fino que una espada. Hubo un tiempo en que la gente creí­a en la verdad y miraba a la verdad como a un poder independiente y no como a un poder auxiliar para un gobierno, clase, raza, ideologí­a, personas o intereses financieros…

Guy de Maupassant: creación y desintegración

«Tengo miedo de mi mismo, tengo miedo del miedo; pero, ante todo, tengo miedo de la espantosa confusión de mi espí­ritu, de mi razón, sobre la cual pierdo el dominio y a la cual enturbia un miedo opaco y misterioso.» Guy de Maupassant
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