Con una estatura de 2,04 m. y una fortaleza física que le permitía doblar monedas con los dedos, el zar Pedro I Alekséievich o Pedro I de Rusia, apodado Pedro el Grande (1672-1725) emprendió a principios del S. XVIII una ambiciosa política de reformas destinada a cambiar el imperio ruso de arriba a abajo para
En principio el sistema es muy sencillo: se ofrecen contenidos gratuitos desde Internet, una melodía, un juego o un politono para descargar a tu móvil. Introduces tu número de teléfono en una casilla y ya está. Esta es la casilla de la muerte, porque con un clic tonto sobre «Aceptar» la rueda se ha puesto
Los napolitanos dicen (y no sin razón) que cuando Oriente Medio se pacifique un poco, Secondigliano volverá a ser el barrio más peligroso del mundo. Secondigliano es un barrio relativamente moderno de Nápoles, un antiguo barrio dormitorio que se ha ido acercando al centro de la ciudad gracias al desarrollo urbanístico. A los problemas típicos
Si te gusta la música apuesto a que no pones trabas a la hora de compartir las canciones que atesoras y es probable que hasta acostumbres a dejar que tu biblioteca de iTunes sea visible en la red del trabajo.
«Lo que yo no me explico, es que siempre me joden. Baje el petróleo o suba, baje o suba la bolsa, que los tipos de interés decaigan, que se pongan por los suelos, que descienda el precio del crudo, que estalle o no la burbuja económica, que le den por culo a Espinete, que la
Nigel Barley es un antropólogo recién doctorado, un joven británico algo torpe que en 1978 decide emprender un viaje de investigación sin mucho entusiasmo, simplemente porque sabe que eso es lo que debe hacerse cuando uno ha estudiado en Oxford, cuna de intrépidos trotamundos y prestigiosos especialistas.
«Se han escrito muchas páginas sobre la excelencia del sistema de navegación de los murciélagos, pero todo es falso. Los murciélagos tropicales se pasan el tiempo chocando contra todo tipo de obstáculos, con los consiguientes estruendos. Su especialidad es precipitarse contra las paredes y luego caérsete aleteando sobre la cara.» El antropólogo inocente, de Nigel