Si alguna vez asisto en plena calle a una escena de gente haciendo en masa algo inesperado, a partir de ahora pensaré que tal vez se trate de un Flashmob, palabra que descubro hoy.
A pesar de merecerlo sobradamente, Heinrich Heine no ha entrado todavía en el panteón de los literatos germanos más ilustres, seguramente por la relación de amor-odio hacia su país que marcó gran parte de su vida. Heine negó a Alemania ese papel mítico que en ocasiones se le ha atribuido como país de genios: «Pienso
Cada día salgo para una búsqueda nueva. Ya exploré todas las sendas de esta tierra, y esas frescas alturas y esas sombras y fuentes. Pues mi alma, desasosegada, vaga por montes y valles implorando un descanso, así como el animal herido se acurruca en la sombra donde antes, al mediodía, descansaba. Pero aunque el musgo
Tengo estos huesos hechos a las penas y a las cavilaciones estas sienes: pena que vas, cavilación que vienes como el mar de la playa a las arenas. Como el mar de la playa a las arenas, voy en este naufragio de vaivenes por una noche oscura de sartenes redondas, pobres, tristes y morenas. Nadie