Justicia sí­, pero no por mi casa

En el frontón del antiguo Palacio de Justicia de Milán podí­a leerse una sentencia del jurista napolitano Gaetano Filangieri (S. XVIII) que decí­a:

«Lo spavento del malvagio deve essere combinato con la sicurezza dell’inocente»
(El miedo del malvado debe combinarse con la seguridad del inocente)

El pueblo, al leerlo, lo parafraseaba así­:

«Lo spavento dell’inocente deve essere combinato con la sicurezza del malvagio»
(El miedo del inocente debe combinarse con la inocencia del malvado)

Y más tarde la confusión o la guasa popular dio otra vuelta de tuerca, quedando la sentencia así­:

«Lo spavento del malvagio deve essere combinato con l’innocenza del colpévole»
(El miedo del malvado debe combinarse con la inocencia del culpable)

Con lo que se consiguió que la frase fuese ininteligible y así­ la gente la creyó más auténticamente jurí­dica.

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