El asno que encabezó una movimiento de pintura

París a comienzos del siglo XX era la capital mundial de la vanguardia artística. Vivía una auténtica revolución a la que acudieron artistas de todas las procedencias para crear nuevas fórmulas que transformarían por completo la pintura y la literatura.

En Montmartre el cabaret Lapin Agile (El Conejo Ágil) fue uno de los lugares de encuentro de la bohemia, visitado por Apollinaire, Max Jacob, Modigliani y Pablo Picasso entre otros.

En 1903 el local había pasado a manos de Frédéric Gerard, a quien todos llamaban Le père Frédé, un personaje de larguísima barba blanca que ofrecía comida y vino a los artistas sin dinero a cambio de poemas, canciones o cuadros. Frédé había caminado mucho como vendedor ambulante por las aceras de Montmartre en compañía de su burro Lolo antes de convertirse en propietario. En el Lapin Agile convive además con un mono, un perro, un cuervo y varios ratones blancos y vende pescado para complementar sus ingresos.

El cabaret se convirtió rápidamente en una institución para la bohemia de Montmartre, un lugar donde también se mezclaban maleantes del barrio que provocaron en ocasiones altercados y donde el propio Frédé cantaba acompañado de su guitarra, al parecer sin mucho talento.

Hacia 1910 se habí­a puesto de moda en Parí­s gran número de movimientos artísticos, algunos de ellos (pintura y poesí­a) extravagantes. Antes, como ahora, el público más esnob podía pagar mucho por composiciones audaces y modernas, en parte por culpa de ese tipo de críticos capaces de inventar expresiones como «encrucijada conceptual de antí­tesis estética», «visiones inmanentes de lo surreal» o «preciosismo de la materia obsoleta».

El escritor francés Roland Dorgelès (1886-1973), siempre un bromista empedernido, también frecuentaba el Lapin Agile. Harto de tanta tonterí­a y nuevo rico, Dorgelès reunió un día a sus amigos Francis Carco, Utrillo y Pierre Mac Orlan y les dijo:

– «Vamos a lanzar a la fama al mejor artista del mundo».

Y los condujo hasta el pequeño burro del padre Frédé­.

– «Este es Lolo y cuando le das zanahorias y un poco de tabaco se pone muy contento y empieza a remover la cola como un bendito».

Ataron a su cola un pincel empapado en pintura, un lienzo en blanco al lado y suministrándole zanahorias y tabaco se pusieron manos a la obra. Cada vez que el burro recibe comida mueve frenéticamente la cola aplicando pintura al papel hasta crear un provocativo colorido cercano al Fauvismo entonces en auge.

Finalmente hicieron venir a un notario para que diera fe del proceso creativo. Antes de terminar Francis Carco exclamó:

«Quizás sea excesivo».

Y así fue que al nuevo movimiento pictórico decidieron bautizarlo como Excesivismo y a la obra: «Et le soleil s’endormit sur l’Adriatique» («Y el sol se durmió sobre el Adriático»), atribuido a un joven pintor italiano desconocido, Joachim-Raphael Boronali de la nueva escuela italiana del Futurismo.

Poco después se colgaba el cuadro en el Salón de los Independientes de Parí­s junto a obras de Matisse y Rousseau el Aduanero entre otros. ¿Qué pasó? Pues pasó que se vendió a 400 francos, más de lo que habí­a cobrado Modigliani en toda su vida. La crí­tica lo ensalzó como ejemplo de «perspectivas insólitas», «empastes geniales» y «sentido trascendente del color». Otro crítico afirmó:

«De formas vagas, demasiado impresa de la personalidad del autor, enigmática si no simbólica»

Días más tarde Dorgelès se presentó en la redacción del periódico Le Matin con el documento notarial que certificaba que todo había sido una farsa.

¿Qué fue del Lapin Agile, Le père Frédé, Lolo y su cuadro?

A partir de 1913 el negocio empezó a ir de mal en peor. La Gran Guerra se acerca y muchos artistas son movilizados, algunos no regresarán. Además poco después la relevancia de Montmartre decae en favor de Montparnasse y Frédéric Gérard ve desaparecer poco a poco los tiempos de gloria del viejo Montmartre. Cuando su salud se deteriora se exilia a una pequeña aldea.

A Lolo, demasiado acostumbrado al bullicio de las noches de Montmartre, le deprime su nueva vida en el campo y un día se ahoga en un arroyo. Frédé moriría poco después, en 1938.

Au Lapin Agile sigue abierto a día de hoy y es el cabaré más antiguo de París.

La obra de Boronali o más bien del burro Lolo, sería comprada en 1953 por el coleccionista de arte Paul Bédu. Actualmente se expone en el espacio cultural Paul-Bedu de Milly-la-Forêt, un pueblo al norte de Francia.

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