No me he vuelto loco, seguramente no más de lo que estaba. Hoy hablo de esta mujer, de la que se bien poco, pues es noticia en la prensa económica. Incluso El Economista publicó una encuesta acerca de su popularidad. ¿Surrealista? No tanto…
Alguien nos ve como estatuas de sal. Fijaros: la Secretaria General de empleo ha dicho que la cifra de paro actual está en línea con las previsiones del Ejecutivo, que el incremento se ha producido «a ritmos inferiores al año anterior».
En otro momento histórico, no demasiado lejano, espectáculos como los que tuvieron lugar el pasado mes de julio, con afamados futbolistas convocando multitudes ante el anuncio de su mera presentación como nuevos jugadores de un determinado club, hubiera provocado una catarata de críticas, prácticamente todas construidas sobre el mismo argumento.
El vacío, como la mar, es un espejo y contra él rebotan todos los interrogantes. Uno corre y corre sin tregua hasta gastar la suela de los zapatos que un buen día relucieron, escapa del rumor generado por sus propios pasos y de un corazón sin duda apresurado que golpea el pecho como un tambor.
Desde la playa veraniega cualquier bañista cantamañanas como yo puede dirigir su cámara fotográfica hacia el mar en busca de esos sorprendentes artilugios propulsados que atraviesan el horizonte. Una de fotos de barcos.
Los Especialistas siempre transmitían la sensación de un soplo de frescor con esa música evocadora de otras latitudes y sin embargo concebida aquí, en tierras mañas. Porque de Aragón procedían Santiago del Campo (voz, coros) José Ramón Marcén (guitarra y armónica) Cesar Navarro (Bajo) y Fernando de la Figuera (Guitarras).
Con esta entrada pruebo por vez primera Issuu servicio web 2.0 mediante el cual subes ficheros en .pdf y él los transforma en una atractiva presentación Flash. Ideal para revistas, boletines, etc. Además con un plugin y la inserción del código generado, tendremos una bonita muestra en nuestro propio blog. Como a menudo tengo la
El nombre tan estrafalario elegido por esta banda significa algo como «El sapo del diente mojado» y procede de un sketch de los no menos estrafalarios Monty Python. Aunque solo sea por eso, merecen mi respeto (por cierto, otro día tenemos que hablar de los Monty). En 1996, como agradecimiento, le enviaron a Eric Idle,