De «El corazón de las tinieblas» a Apocalypse Now

Joseph Conrad (1857-1924) cuyo verdadero nombre era Józef Teodor Konrad Nalecz-Korzeniowski, es el autor de El corazón de las tinieblas, breve relato en el que está basado la mí­tica Apocalypse Now.

Conrad habí­a nacido en Berdyczów, parte de Polonia ocupada en aquel entonces por los rusos y en la actualidad perteneciente a Ucrania. Su padre, un aristócrata empobrecido, además de escritor que tradujo a Shakespeare y Ví­ctor Hugo, fue un nacionalista militante que combatió a los ocupantes y que tras ser arrestado por sus actividades lo condenaron a trabajos forzados en Siberia.

No tardó mucho en quedar huérfano y de sus traumáticas experiencias infantiles con la ocupación rusa de fondo es posible que Joseph Conrad derivara hacia temas contra el colonialismo, como en la novela El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness) o en Nostromo.

Educado primero por su tí­o, estudió en Cracovia pero a los 17 años lo dejó todo enrolándose como marinero en Marsella.

Tuvo una vida aventurera, viéndose envuelto en tráfico de armas y conspiraciones polí­ticas que llegaban hasta paí­ses como Venezuela. Estableció contactos contrabandistas con partidarios de los carlistas españoles, experiencia que se vio plasmada en La flecha de oro (1919).

En 1878, después de intentar suicidarse, al parecer por un desengaño amoroso, pasó a servir en un barco británico para eludir el servicio militar ruso.

A los 21 años habí­a aprendido inglés, lengua en la que más tarde escribirí­a con excelencia, obtuvo el tí­tulo de capitán de naví­o y poco después la nacionalidad británica (1884). Tripuló en el Narcissus visitando el sudeste asiático, lo que le inspiró novelas como Lord Jim.


Su sueño de visitar África se cumpliría en 1889 al participar en los acuerdos del Estado Libre del Congo, viaje que le hizo asistir a las atrocidades cometidas por los colonos contra la población nativa y fruto de lo cual elaborarí­a posteriormente «El corazón de las tinieblas«.

Gran parte de sus narraciones se centran en el mar y la vida de los marineros y aunque dentro de la órbita de los viajes y la aventura, la obra literaria de Conrad resulta de una acusada personalidad, seguramente inclasificable.

Conrad poseía una visión realista, sombría y totalmente lúcida de la condición humana. Sus novelas exploran la vulnerabilidad e inestabilidad del ser humano, la ambigüedad moral propia del hombre contemporáneo:

«No hay moral, ni conocimiento, ni esperanza; Sólo hay la conciencia de nosotros mismos que nos impulsa sobre un mundo que es siempre como una apariencia vana y fugaz…»

A pesar de no ser su lengua materna, Conrad es considerado uno de los más importantes exponentes de la literatura inglesa, así­ que catalogarlo únicamente como escritor de novelas de aventuras sería una burda simplificación.

En su lápida se encuentran inscritos unos versos del poeta inglés Edmund Spenser (contemporáneo de Shakespeare):

«El sueño tras el esfuerzo,
tras la tempestad el puerto,
el reposo tras la guerra,
la muerte tras la vida harto complacen».

El corazón de las tinieblas

Escrito en 1899 y publicado en 1902, el tí­tulo más célebre de Joseph Conrad es una obra inquietante de amplias y singulares resonancias.

Su acción se desarrolla en el Congo, lugar de recuerdos poco gratos para Conrad, quien de joven había quedado horrorizado al presenciar la brutalidad con la que los europeos actuaban en África.

Se trata de un relato de marinero contado con ritmo oral. Marlow, capitán de un barco dedicado al tráfico del marfil, cuenta a unos compañeros su viaje al corazón de la jungla africana en busca de Kurtz, agente comercial que está enviando a su compañí­a ingentes cantidades de marfil. Su misión consiste en encontrar y llevar de regreso a la Estación Central de la Compañí­a a un hombre que ha sacado los pies del plato.

El viaje de Marlow constituye toda una odisea en un barco demasiado viejo, sobre un rí­o peligroso, bajo el calor insoportable y el hostigamiento continuo de los nativos.

Marlow avanza obsesionado por Kurtz, del cual va formándose una imagen contradictoria y mitificada, a lo que contribuye el hecho de que otros describen los rasgos y atributos del agente: voz profunda, elevada estatura, ojos fulminantes, mente lúcida y voluntad indomable.

Lo encontrará finalmente enfermo en una choza cercada de cabezas humanas empaladas, adorado por tribus indí­genas a las que subyuga con el terror.

El extraordinario personaje que ha ido modelando la imaginación de Marlow está sumido en la locura después de haberse enfrentado a la soledad y acabar vencido por la naturaleza de la jungla. Impulsado por el poder y la riqueza, Kurtz ahora se ha convertido en todo un sí­mbolo de la corrupción y la barbarie ancestral.

La novela es por un lado un alegato contra la colonización del Congo y paralelamente una reflexión moral amplia sobre el género humano.

Viene a recordarnos que en circunstancias extremas la luz sucumbe ante las tinieblas, el «hombre civilizado» oculta bajos instintos que afloran en contacto con la naturaleza aislada y primitiva.

El viaje de Kurtz que recorre después Marlow es un descenso a los infiernos y el corazón de las tinieblas la maldad que habita en las profundidades del corazón del hombre.

Apocalypse Now

Otros directores habían querido llevar a la gran pantalla este relato profundo sobre la oscuridad del ser humano, como Orson Welles, pero sería Francis Ford Coppola quien lo hizo dirigiendo Apocalypse Now (1979), espectáculo grandioso y desbordante de destrucción, una magistral disección de los horrores y sinsentidos de la guerra.


Al capitán Willard (Martin Sheen), un oficial de los servicios de inteligencia del ejército norteamericano, se le encarga la peligrosa misión de avanzar rí­o arriba para eliminar a Kurtz, un brillante coronel estadounidense renegado y fuera de control.

A medida que se adentra en la jungla, Willard queda profundamente afectado por la figura enigmática del coronel, por el poder de la naturaleza circundante, el horror bélico y por sus propios miedos y los de sus compañeros.

En las profundidades de la selva descubrirá la enorme figura de Kurtz (Marlon Brando), que gobierna cual Buda despótico a los miembros de una tribu que le adoran como a un Dios.

La pelí­cula atesora momentos memorables de la historia del cine: el napalm destruyendo la selva mientras suena The End de The Doors y Martin Sheen entremezcla las imágenes del ventilador de su habitación con las aspas de los helicópteros. O aquellos otros helicópteros bombardeando el poblado vietnamita en medio de la Cabalgata de las Walkirias de Wagner que ordena hacer sonar por altavoces el desquiciante Coronel Kilgore, encarnado por un magní­fico Robert Duvall.

Ninguna otra pelí­cula ha sabido utilizar mejor la imagen de los helicópteros sobrevolando como en una coreografí­a particularmente turbadora.

Aunque ambientada en la guerra de Vietnam, Apocalypse Now mantiene el espí­ritu del relato de Joseph Conrad: el Kurtz de Conrad perdura en el Kurtz de Coppola.

Curiosidades del film

Como no podía ser de otro modo, uno de los clásicos modernos más aclamados de la historia del cine y también una de las películas más icónicas de su director, atesora un buen número de anécdotas y singularidades:

  • El tí­tulo de la pelí­cula proviene de unas chapas hippies muy populares en los 70 en las que se podí­a leer «Nirvana Now» que animaba a colocarse y alcanzar un estado de conciencia pura.
  • Antes de que Coppola accediera a dirigir «Apocalypse Now», el primer plan fue que George Lucas rodase la película en blanco y negro con poco presupuesto y estilo de seudo-documental. El proyecto no cuajó y Lucas se marchó a dirigir el último guión que había escrito, una película llamada «Star Wars«.
  • Cuentan que el rodaje de esta pelí­cula en Filipinas resultó un verdadero infierno hasta el punto de que Coppola comentó al presentarla en el festival de Cannes: «Esta no es una pelí­cula sobre la Guerra de Vietnam, esto es Vietnam».
  • Coppola se las vio y deseó para encontrar al protagonista de Apocalypse Now: desde Al Pacino a Robert Redford, pasando por Steve McQueen y Jack Nicholson. Todos ellos se negaron a participar en el demencial rodaje; Harvey Keitel aceptó pero fue despedido muy pronto. Al final se tuvieron que conformar con el desconocido Martin Sheen.
  • Un Martin Sheen que estuvo a punto de morir de un ataque al corazón durante el rodaje (se rumoreó que incluso recibió la extrema unción). Sheen tenía problemas de alcoholismo y la primera escena cuando baila colocado con una botella y golpea un cristal es totalmente real: se había presentado borracho y al aporrear el espejo se cortó la mano. La sangre que aparece es suya.
  • Marlon Brando resultó un quebradero de cabeza continuo: primero se negó a viajar a Filipinas a pesar de haber cobrado un adelanto y cuando se presentó al fin, apareció exageradamente gordo y con la cabeza rapada, lo que obligó a rodar sus escenas entre penumbra. Para colmo no se sabí­a su papel y se perdieron quince dí­as de rodaje para que memorizase sus, no demasiadas, frases.
  • Los helicópteros utilizados eran del ejército filipino. Coppola tuvo que cancelar un dí­a de rodaje porque en medio del mismo los helicópteros tuvieron que abandonarlo para atacar con fuego real a una facción disidente del presidente Ferdinand Marcos.
  • El director invirtió en el proyecto todo lo que tenía: 30 millones de dólares de su dinero incluyendo la tasación de su casa y de su bodega. Si la película hubiese fracasado, se habría arruinado por completo. Es fácil imaginar lo estresante que fue el rodaje, de hecho Coppola sufrió un ataque epiléptico, tuvo crisis nerviosas y se dice que amenazó con suicidarse.
  • El plan inicial había previsto 3 meses y medio de rodaje en Filipinas durante la primavera de 1976. Pero llegó el tifón Olga y destrozó prácticamente todo el equipo provocando un largo aplazamiento. El rodaje no terminaría hasta mayo de 1977 y además la postproducción duró dos años más, de modo que la película no vio la luz hasta 1979.
  • Harrison Ford tiene una aparición breve al principio. En ese momento no era famoso puesto que aún no se habí­a estrenado «La Guerra de Las Galaxias».

Apocalypse Now se estrenó en Cannes entre críticas entusiastas y ganó la Palma de Oro. Después ganó el Globo de Oro a la Mejor película dramática y además se llevó dos Oscar.

En 2001 Francis Ford Coppola presentó Apocalypse Now «Redux (que en latí­n significa «resucitado»). En esta versión extendida son rescatados 49 minutos de escenas cortadas de la versión original.

Algunas Fuentes

El corazón de las tinieblas es el corazón del hombre
Kurtz: de El corazón de las tinieblas a Apocalypse Now

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