En 1917, la justamente celebrada película de Sam Mendes, poco antes del final el protagonista -un agotado Schofield– alcanza a escuchar un canto, un dulce lamento hacia el que se dirige hechizado. Y es entonces cuando en un claro del bosque encuentra al fin las tropas inglesas que busca en su misión infernal. Antes
Viago, Deacon, Vladislav y Petyr comparten piso de alquiler en Wellington (Nueva Zelanda), intentan sin mucho éxito repartir las tareas domésticas y salen por los clubs nocturnos de la ciudad. Todo normal, excepto por un detalle: son inmortales y necesitan alimentarse de sangre humana cada día, quiero decir, cada noche. Porque todos ellos son vampiros.
Viendo True Detective, que discurre en Louisiana con Woody Harrelson y Matthew McConaughey como magnífica pareja protagonista, podemos evocar la particular belleza del sureste de Estados Unidos, dulce y decadente, con esa marcada identidad que ha dado tantos frutos en la literatura, la música y el cine.
Un montón de espectadores de todo el mundo concentraban sus sentidos ante el esperado -y al mismo tiempo temido- desenlace de Breaking Bad, la serie que en los últimos tiempos estuvo en boca de todos. Las desventuras de Walter White llegaban a su fin; la última escena, con ese magnífico plano cenital sobre el protagonista,
En 1984 un grupo de actores y amigos se unieron para escribir un guión narrando las peripecias de un grupo de rock llamado Spinal Tap. Uno de ellos, Rob Reiner, dirigió la película y los demás, Christopher Guest, Michael McKean y Harry Shearer, la interpretaron. Sin embargo tal banda no era real, sino inventada para
La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, 1967), es uno de esos clásicos favoritos de siempre y, aunque no el único, sí un título imprescindible para acercarse a la figura del inolvidable Paul Newman.
«El fondo esta sembrado de buenas personas, Albert. Sólo el aceite y los bastardos ascienden». Paul Newman en «Harper, investigador privado» (1966) En Los Angeles, un detective es contratado por la esposa de un multimillonario desaparecido misteriosamente. Lo que a priori se planteaba como la ausencia voluntaria de un ricachón extravagante, acaba complicándose.
Esta historia la puedes escuchar en un magnífico monólogo de Robert Shaw en Tiburón, la célebre película de Steven Spielberg de 1975 que nos metió para siempre en el cuerpo el miedo a que emergiera una aleta sobre las aguas de cualquier pacífica playa.
Radio encubierta, cuyo título original es The Boat That Rocked es un película británica de 2009 escrita y dirigía por Richard Curtis («Cuatro bodas y un funeral», «Notting Hill» y «Love Actually») que nos presenta a un grupete de alegres y pintorescos personajes que viven dedicados en cuerpo y alma a la música, concretamente a
Tengo debilidad por las buenas películas de acción que incluyen personajes que destacan en alguna especialidad poco edificante, como asaltar grandes sistemas informáticos, timar a millonarios, dominar bombas de precisión o acertar en el blanco a cualquier distancia disparando el arco, el puñal o lo que sea. Mejor aún si al iniciarse el film los