Radio Rock

Radio encubierta, cuyo tí­tulo original es The Boat That Rocked, es un pelí­cula británica de 2009 escrita y dirigí­a por Richard Curtis («Cuatro bodas y un funeral», «Notting Hill» y «Love Actually») que nos presenta a un grupete de alegres y pintorescos personajes que viven dedicados en cuerpo y alma a la música, concretamente a su difusión a través de las ondas. Pero no desde una emisora cualquiera: lo hacen desde alta mar.

Estamos en 1966, momento crucial para que el rock en todas sus modalidades explote poniendo banda sonora a las vidas de millones de personas de todo el planeta. Mientras las radios inglesas, todaví­a ancladas en fórmulas tradicionales, dedican apenas 45 minutos al dí­a a esa música moderna irreverente y perversa, muchas emisoras de radio piratas emiten rock and roll las 24 horas del dí­a desde donde pueden.

Así­ es en el caso de los tripulantes de Radio Rock, un barco que desde el Mar del Norte pincha música sin parar. Cada uno de ellos es único y juntos forman la galerí­a de individuos más extravagante y simpática vista en mucho tiempo: el carismático Conde, Dave, irónico y cruel,  Kevin el «lelo», Angus (el tí­o más pesado de Gran Bretaña), Felicity, una lesbiana tí­mida, el bueno de Simon, Bob el veterano y mí­stico hippie barbudo, el silencioso Mark que se parece a Jim Morrison, el divino Gavin, una mezcla entre Iggy Pop y David Bowie, presumido y provocador:

«Soy Gavin, y pellizco los pezones de la nación».

Todos son notables pinchadiscos y a todos une la misma pasión por la música. Mientras disfrutan de una vida libre y hedonista dentro del viejo petrolero, el gobierno británico intenta por todos los medios acabar con estas radios al margen de la ley. Kenneth Branagh interpreta al retorcido ministro encargado de ello:

«Eso es lo bueno que tiene ser el gobierno: si no nos gusta algo, aprobamos una nueva ley que lo declare ilegal».

En el trasfondo de la historia se sitúa la eterna lucha entre la juventud y lo establecido, entre la censura y la libertad.

Desde el primer momento la pelí­cula se desenvuelve con un tono desenfadado que propone contagiarnos, y un ambiente de juerga y de entusiasmo por la música que comparten todos los inquilinos de Radio Rock. Sin duda lo consigue, tanto como para perdonar un guión algo deslavazado o el metraje, bastante largo. Dentro del subgénero de cine cuyo tema central lo constituye la música, Radio encubierta me hizo recordar otras dos pelí­culas encantadoras: Alta fidelidad y Escuela de Rock.

En esta comedia británica hay una dosis potente de nostalgia por el swing de los 60, además de un homenaje al arte Pop: ropas coloridas, personajes que recuerdan a grandes iconos de los 60, chicas ye-yé… Me quedo con la avalancha de buena música, sencillamente apabullante, y las excéntricas ocurrencias de una tropa entrañable. El reparto transmite complicidad y buen rollo, así­ que después de verla no podrás evitar una sonrisa flotando en los labios.

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