Cuando el rock salvó al baloncesto: Grateful Dead y la selección de Lituania
En los Juegos Olímpicos de 1992 el equipo de baloncesto lituano se hizo inconfundible al llevar en el pecho de sus camisetas la imagen de un esqueleto clavando un mate. La explicación de esta curiosidad única se debe a un generoso diseñador neoyorquino y a una legendaria banda de rock: The Grateful Dead.
En el cruce entre la cultura popular y los eventos históricos, existen momentos que parecen sacados de una película. Uno de ellos ocurrió en 1992, cuando la mítica banda de rock psicodélico Grateful Dead acudió al rescate de la selección de baloncesto de Lituania, prestando su ayuda para que pudieran ir a competir a los Juegos Olímpicos de Barcelona. Lo que parecía una coincidencia nada probable terminó siendo uno de los gestos más simbólicos de solidaridad del deporte moderno.
Una libertad de estreno frente a un futuro incierto
En 1991, Lituania celebra su independencia tras decir good bye a la Unión Soviética y, como suele suceder, la libertad venía sin manual de instrucciones. Peor aún, Lituania emergía del declive del imperio comunista en la ruina: el nuevo país apenas podía sostener muchas de sus estructuras básicas, mucho menos financiar a una selección nacional de baloncesto que soñaba con participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. No contaban con fondos suficientes para equipación, viajes ni alojamiento.
Tanques rusos en las calles de Kaunas durante la ocupación soviética de Lituania (1940)
Lituania había mantenido con orgullo su tradición baloncestística a pesar de que desde la invasión soviética de 1940 la pequeña nación se viese obligada a competir por la grandeza soviética en lugar de por la suya propia. Durante esas décadas muchos de los jugadores titulares en las alineaciones soviéticas eran lituanos. A finales de los años 80, la NBA había intentado fichar a Sabonis pero las autoridades tras el telón de acero se negaron a dejarlo ir.
De allí procedían figuras como Marciulionis y Arvydas Sabonis, estrellas que habían jugado para la URSS y ahora dispuestos a darlo todo por la camiseta propia… aunque aún no tuvieran una.
Baloncesto y solidaridad hippie
Sarunas Marciulionis, un lituano que entonces jugaba en los Golden State Warriors de la NBA, se había implicado personalmente llamando a amigos y buscando patrocinadores y proveedores para crear una selección nacional competitiva de su país. Él, junto al entrenador asistente del equipo, Don Nelson, pusieron en marcha una pequeña recaudación de fondos en la zona de la bahía de San Francisco.
Grateful Dead en un concierto de 1990
La historia llegó a oídos del periodista deportivo George Shirk y, publicada en el San Francisco Chronicle, llamó la atención del publicista de los Grateful Dead, Dennis McNally. Los miembros de la banda, Jerry Garcia, Bob Weir, Phil Lesh y compañía, fieles a su espíritu libertario y comunal, decidieron ayudar donando fondos para cubrir los costos del equipo.
“Los lituanos eran como nosotros: independientes, luchadores, orgullosos. Fue un honor ayudarlos.” — Phil Lesh (Grateful Dead)
Entregaron un cheque de 5.000 dólares y además encargaron el diseño de una camiseta muy especial: un esqueleto con los colores lituanos machacando la canasta. Fue obra del artista neoyorkino Greg Speirs, quien cedió las ganancias a los jugadores y organizaciones benéficas en Lituania. Eran camisetas Tie dye, una técnica de teñido textil que crea patrones únicos y coloridos, muy popular en los años 60 y asociada al movimiento hippie.
Lithuania Tie Dye Basketball, Barcelona 92. Original de Greg Speirs. Hoy, una prenda icónica del deporte alternativo.
“Fue respeto. Fue esperanza. Fue una forma de decirnos que el mundo nos veía.” — Sarunas Marciulionis
Bronce, historia y redención
En Barcelona la emoción estaba a flor de piel para los lituanos, que jugaban por su bandera por vez primera en más de 50 años. Llegaron a cuartos de final derrotando a Brasil por 114-96, pero perdieron 127-76 en semifinales contra los estadounidenses. Ese año la medalla de oro solo podía corresponder al inolvidable Dream Team de Jordan, Magic Johnson y Larry Bird.
Pero la verdadera lucha por la dignidad y el orgullo nacional llegó cuando se enfrentaron por el tercer puesto contra sus antiguos amos rusos, la denominada para la ocasión como Comunidad de Estados Independientes (CIS). Al final, la nación báltica se impuso por 82-78.
Los jugadores de la selección de Lituania, en el podio de los Juegos de Barcelona en 1992.
Fue una victoria profundamente simbólica. Los jugadores celebraron la gesta luciendo la equipación más psicodélica de la historia olímpica, las camisetas donadas por Grateful Dead, convirtiendo esa imagen en una de las más memorables de Barcelona ‘92.
Lituania volvió a conseguir el bronce en Atlanta 1996 y de nuevo en Sidney en 2000. Sabonis jugaría siete temporadas en la NBA y fue incluido en el Salón de la Fama en 2011. Marciulionis le siguió en 2014.
En una de las anécdotas más conmovedoras del deporte, el ascenso de Lituania a la gloria del baloncesto no habría sido posible sin la inesperada ayuda de un grupo estadounidense de rock & roll.
Aquella camiseta —que parecía más propia de un concierto de Woodstock que para una cancha olímpica— se convirtió en un emblema, un símbolo de orgullo nacional, resistencia y color en medio de la reconstrucción.
Después de 500.000 camisetas vendidas y casi medio millón de dólares recaudados que se destinaron a proyectos deportivos y sociales en Lituania, la camiseta acabó expuesta en el Basketball Hall of Fame, demostrando que a veces hay milagros deportivos con estampados y colores que ni Pantone…