De «Oda al hombre sencillo», Pablo Neruda

Tengo una obligación
terrible
y es saberlo,
saberlo todo:

dí­a y noche saber cómo te llamas,
ése es mi oficio,
conocer una vida
no es bastante
ni conocer
todas las vidas
es necesario,
verás,
hay que desentrañar,
rascar a fondo
(…)
y en el pan busco
más allá de la forma.
Me gusta el pan,
lo muerdo,
y entonces
veo el trigo,
los trigales tempranos,
la verde forma
de la primavera,
las raí­ces, el agua,
por eso
más allá del pan,
veo la tierra,
la unidad de la tierra,
el agua,
el hombre,
y así­ todo lo pruebo
buscándote
en todo,
ando, nado, navego,
hasta encontrarte,
(…)
Ves tú qué simple soy,
qué simple eres,
no se trata
de nada complicado.
Yo trabajo contigo,
tú vives, vas y vienes
de un lado a otro,
es muy sencillo,
eres la vida,
eres tan transparente
como el agua,
y así­ soy yo,
mi obligación es ésa:
ser transparente,
cada dí­a
me educo,
(…)
tengo en mis brazos
a mi amor
como a tu novia tú,
y entonces
cuando esto
está probado,
cuando somos iguales,
escribo,
escribo con tu vida
y con la mí­a,
con tu amor y los mí­os,
con todos tus dolores
y entonces
ya somos diferentes
(…)
Ven, no sufras,
ven conmigo,
porque aunque
no lo sepas,
eso yo sí­ lo sé:
yo sé hacia dónde vamos,
y es ésta la palabra:
no sufras
porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos
ganaremos,
aunque tú no lo creas,
ganaremos.

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