Disturbios e intimidación

Las imágenes del edificio del Congreso dentro de una jaula custodiado por guardianes sin placa ni empatí­a, no reflejan sino la distancia insalvable que separa a nuestros representantes polí­ticos de sus representados. Un abismo que amenaza tragarse al propio sistema.


Después de las jornadas de protesta de los dí­as 25, 26 y 29 de septiembre, entramos en un estado de intimidación creciente en donde el derecho de manifestación queda pisoteado.

Los retoques perversos del código penal llevados a cabo por el gobierno hacen posible que un ciudadano que manifiesta su desacuerdo en las calles, pueda rápidamente ser acusado de terribles delitos, como el de «atentar contra altas instituciones» y recibir en consecuencia un castigo severo y desproporcionado. Puede que sea, ya está ocurriendo, apaleado, encarcelado de manera sumaria y humillado. Los órganos represores afilan las uñas mientras los amos del tinglado respiran aliviados.

Pero ¿de qué me extraño, si la clase polí­tica española ha desarrollado progresivamente un perfecto sistema cerrado de mangoneo bendecido por ley mediante el que se apoderan de las riquezas que genera el paí­s? Ya no constituye ninguna sorpresa que el «honor» y las prebendas de esta casta vuelen muy por encima del interés general real, cada vez más empequeñecido, casi diluido.

Llegados a este punto, cualquier voz discordante cuestionando el status quo supone un ataque a la sagrada democracia. Así­ lo repiten una y otra vez ellos; así­ lo propagan los medios de comunicación que sufrimos.

En unas instituciones completamente politizadas, nadie parece responsable de sus actos y los rí­gidos aparatos de partido cierran filas sin rendir cuentas ni impedir los desmanes de los suyos.

¿Qué coño de soluciones puede aportar una clase dirigente así­ ante una crisis global? ¿Cómo esperar que la élite tenga algún interés por evitar que millones de españoles acaben empobrecidos? Sólo saben hacer bien una cosa: generar una burbuja tras otra y es de nuevo lo que buscan. Empezamos otra vez con lo mismo…

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