Sobre Copenhague y los perroflautas
La verdad es que lo de los PERROFLAUTAS de Copenhague es una vergüenza. Yo ya no tengo edad para estar en primera línea de trincheras pero estar como mamarrachos lanzando consignas contra el calentamiento global o a favor del respeto de los pueblos indígenas, es estar haciéndole el juego a los cabronazos que están propiciando que vosotros, niñatos de menos de 35 años, lo tengáis jodidísimo para llevar a cabo vuestro proyecto vital…
Algún día os daréis cuenta de que la vida se pasa y no hay vuelta atrás. Y antes de cascar y lo único que contará es lo que hayáis vivido y, sobre todo, lo que dejéis después de vosotros. Ese día os tiraréis de los pelos por haber malgastado vuestra energía protestando por la contaminación y por los pobres indiecitos guaraníes en vez de haber pasado a cuchillo a los hijos de la grandisíma puta que os han estafado y os han impedido casaros, tener una familia y una vivienda digna a un precio razonable, tener trabajo como lo tuvieron vuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y todo porque ellos quisieron forrarse con un invento llamado globalización y hacer que lo que teníais que producir vosotros, lo produjese un chino.
Y vosotros os creísteis afortunados por poder ir a Estocolmo por 30 Euros y aprender idiomas en Irlanda mientras os bebíais unas pintas y echabais algún casquete con los excedentes generados por papá. Está difícil y con las movidas Perro-Flautistas no vais a llegar ni a la vuelta de la esquina.