Domingo Francisco Jordi Badía y Leblich, nacido en Barcelona en 1767, hijo de padre aragonés y madre belga y más conocido como Ali Bey, vivió la vida de un auténtico aventurero. No solo fue explorador sino además funcionario, espía, escritor, científico… un espíritu más que inquieto y seguramente uno los personajes más fascinantes de la
Percy Fawcett se adentró en el Amazonas el 20 de abril de 1925. Lo acompañaba su hijo mayor, Jack, y el propósito de la expedición era descubrir la civilización que había dado origen a la leyenda de El Dorado. Tenía 57 años, medía un metro ochenta de estatura y todos los periódicos aireaban las hazañas
Esto de tener a mano un libro de viajes para sentirse mínimamente a gusto empieza a parecer una adicción. Digo yo que será el contrapunto necesario para quien no viaja en absoluto, ya se sabe: hombre sedentario, vida mental errante.
«Men wanted for hazardous journey. Small wages, bitter cold, long months of complete darkness, constant danger, safe return doubtful. Honour and recognition in case of success». «Se buscan hombres para viaje arriesgado. Paga reducida, frío intenso, largos meses de completa oscuridad, peligro constante y dudoso regreso sanos y salvos. En caso de éxito, honor y
El Endurance atrapado por los hielos. Octubre de 1915 «Como jefe de expedición científica yo elegiría a Scott; para viajar veloz y eficientemente, a Amundsen; pero cuando uno se encuentra en una situación desesperada y parece que no hay salvación, conviene arrodillarse y rezar para que te envíen a Shackleton«. Raymond Priestley, geólogo y explorador
La denominada como Comisión Científica del Pacífico fue la expedición ultramarina española más importante de la época isabelina y una de las más relevantes que se enviaron a América desde Europa en el S. XIX.
En la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Calgary (Canada) en 1988, Samaranch, entonces presidente del COI, decía ante los micrófonos: «En estos Juegos algunos atletas han ganado medallas de oro, otros han batido récords y uno incluso ha volado como un águila». No pudo seguir. Miles de gargantas prorrumpieron