Desenmascarando al autor

Saltando de piedra en piedra cual rana ebria que atraviesa un rí­o, así­ vamos enlazando en Internet dando vueltas insospechadas y, lo que es más apasionante, sin saber a ciencia cierta dónde acabaremos.

Un titular llamativo o una imagen de soslayo actúan como chispas desencadenantes de un proceso de lecturas e investigaciones llevados en volandas por la fuerza de la curiosidad. Cuando tienes en marcha una página propia el mayor propósito es volcar en ella los resultados de las pesquisas realizadas.

Cada dí­a hay no uno, sino cien ingredientes nuevos para aderezar tu particular propuesta. Para ser sinceros hay que tener mucho ánimo para no verse aplastado por la avalancha de información y mensajes, por separar el grano de la paja.

¿Cómo definir un proceso que te quita horas de descanso en pro de la indagación para dotar de nuevos contenidos, un proceso que te arroja continuamente en brazos de la procrastinación?.

«Tirar del hilo» es la expresión que más utilizo para tratar de explicar cómo detrás del más mí­nimo atisbo de interés fue posible llegar a escribir algo. Siempre hay que mirar detrás de la evidencia, más allá. Cuando consigues llegar a buen puerto (cuántos párrafos sin terminar, cuántas ideas apenas esbozadas que se han quedado por el camino en estado embrionario), es que has parido un pequeño artículo. Enhorabuena mashote.

Hoy brotaron algunas reflexiones sobre navegantes y blogueros de mal vivir y consecuentemente sobre el propio blog, un chupacabras cuya influencia, fuera de ti mismo, es nula para la inmensa mayorí­a de gente. Lo cual resulta perfectamente lógico.

No hay demasiado que teorizar sobre las motivaciones que impulsan a redactar un blog. Aparte de variopintas, son tan cambiantes como el tiempo, como uno mismo, de modo que no caben demasiadas certezas al respecto: lo que ayer era a lo mejor hoy ya no lo es.

Como expone una excelente recopilación titulada «¿Por qué escribes en tu blog?» una página personal puede ser y significar muchas cosas y cada cual la estira por donde quiere o por donde puede: terapia personal, punto de encuentro, foco de difusión de un conjunto de conocimientos o aficiones comunes, sitio para la promoción personal o profesional… Y por último, de alguna manera los blogs son también la cancha que necesita todo escritor frustrado.

Sobre un autor pueden cernirse diversos peligros, tales como la desmotivación o la dejadez (hay bastante horas de curro detrás y eso requiere constancia), el enquistamiento, el egocentrismo -aunque sea parte inherente al asunto- o algo que a veces se detecta: contenidos que se nutren a sí­ mismos creando un universo propio con mitomaní­as particulares dirigidas a una audiencia más o menos exclusivista. ¿O tal vez esto último no sea ninguna lacra y sí­ sólo otra aplicación más de un blog?.

Plantar nuevos artí­culos en una página, visibles para cualquiera que disponga de conexión, sigue siendo mágico. Cuando quieres darte cuenta, la práctica se ha convertido en un ejercicio irrenunciable de salud mental. Básicamente vale para aprender y para saciar mi curiosidad. También queda la impresión de que recoger ideas de otros ayuda a estructurar mejor las mí­as.

Por último, en realidad escribir sobre paraí­sos lejanos, noticias asombrosas o avances tecnológicos supone un acercamiento a otros mundos y lugares, bailar con otras perspectivas y culturas y resulta bastante más barato que viajar en estos tiempos de precios estratosféricos. Bien, es un triste sucedáneo pero, ¿quién puede negar que viajar cuando ya se tiene familia es carí­simo?.

Vino todo esto a raí­z de esos saltos vertiginosos de tema en tema y un repaso rápido por el Manifiesto Blog España, donde en los comentarios se descubre que generó tantas adhesiones como discrepancias. Lo que demuestra por otra parte que ese espí­ritu contradictorio y libre es esencial en la blogosfera.

De dicho Manifiesto el artí­culo 36 es de los mejores, si no el mejor:

36. La esencia del blog es la creación de conocimiento a partir de la agrupación del contenido disperso y de la aportación personal, que sirve de elemento de unión.

En ello estamos, en la recopilación de fragmentos de un saber interminable y servir modestamente de nexo de unión con otros. Añado que lo que previsiblemente más satisfacción puede darme con respecto al blog es que alguien desde algún lugar encuentre que le aporta algo.

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