«El café debe sercaliente como el infiernonegro como el diablopuro como el ángely dulce como el amor». Se atribuye al diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand (1754-1838) Aunque me gusta más como suena en italiano: «Il caffé deve esserecaldo come l’inferno,nero come il diavolo,pure come un angeloe dolce come l’amore».
No señor. Como todos saben, para aliñar bien una ensalada son necesarias cuatro personas: «Un generoso para el aceiteun tacaño para el vinagreun hombre prudente para la saly un loco para mezclarlo todo».
En 1979 montaron la primera formación de Los Elegantes el vocalista Juan Ignacio de Miguel, «el chicarrón» y los guitarras Juanma del Olmo y Emilio López. Los dos primeros procedían de Los Zombies mientras que Javier Teixidor, bajista de Mermelada, corrió con los gastos de la primera maqueta en la que también colaboró al bajo.
Joseph Conrad (1857-1924) cuyo verdadero nombre era Józef Teodor Konrad Nalecz-Korzeniowski, es el autor de El corazón de las tinieblas, breve relato en el que está basado la mítica Apocalypse Now.
«Tú también gustarás esta paz y esta inquietud en una penetrante intimidad contigo mismo, tan oscuro como lo fuimos nosotros y tan soberano en presencia de todos los vientos y todos los mares, en el seno de una inmensidad que no admite huella alguna, que no guarda ningún recuerdo ni lleva cuenta alguna de las
«Empleo mi inteligencia para ver de lejos y desde lo alto mi propia vida, que se convierte así en la vida de otro». Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar
«No hacemos más que mentir y darnos importancia. La palabra se hizo para exagerar nuestras sensaciones e impresiones todas… acaso para creerlas». Niebla, de Miguel de Unamuno (1864-1936), escritor y siempre filósofo.
Negro ahora el color de mis vestiduras. No por mi, sino por ella por sus miedos y dudas. Macabra siempre mi presencia, no por maldad en mi corazón, sino por la oscuridad de la que se ha impregnado mi alma. Oscuros los lugares que frecuento. No por necesidad de esconderme, por mi miedo a las tinieblas superado. Vosotros me señaláis con el dedo y me